El himen de Lesbos (II)

Ahora mandan las mujeres más mundanas,

Ríen, gozan y gimen,

 Se perfuman y se cantan

Duermen bajo los espléndidos manzanos del Cáucaso

Anhelando el caos

Que nacido de entre sus muslos

 se desliza hasta los dedos de los pies

Llega hasta mis pensamientos

Y me embauca,

Me desprecia,

Me seduce

y yo me dejo seducir,

Me alaba

y yo me dejo alabar,

me castiga

y yo me dejo castigar,

acepto sus defectos y virtudes

Pues posee la voz más absoluta:

El silencio.

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