Libros reposados, blancos y añejos

En esta época, la amenaza de los libros no es el ebook, sino la misma industria editorial.

Por: Zianya Junco

Guadalajara es el lugar donde las nubes corren y corren veloces en su cielo azul. Huele a humo con un leve rocío de árbol de limón sobre tierra mojada; también sabe a tequila con carne en su jugo y frijoles con elote.

Durante siete días, albergó 90,000 m² de libros en la fiesta más grande que tiene México para casas editoriales, autores, libreros… pero pongo en duda si también para lectores.

A pesar de la oferta que se desborda por los pasillos de la Expo Guadalajara, en una competencia de ubicación y coloridos stands, ¿cuántos lectores reconocen los sellos editoriales a los que pertenecen sus autores favoritos? Solo las personas que trabajamos en el medio, lectores muy apasionados o los profesionales de las letras logran distinguirlos. ¿Qué pasa con el resto?

Las actividades, presentaciones de libros, conciertos, talleres e invitados son fascinantes; sin embargo, el programa que te entregan en la entrada no es el que rige día a día. Ojalá existieran apoyos visuales en cada stand, donde tengan mensajes acorde a las presentaciones como: Aquí tenemos los libros de John Katzenbach; Esta es la casa de Ángeles Mastretta; Tenemos las historias de amor que tanto te gustan; ¡Libros de Peppa Pig para colorear!

Tantos metros recorridos perdidos en un laberinto de hojas, tapas blandas y duras hacen que olvidemos en qué pasillo o de qué color era el stand al que nos gustaría volver.

A propósito de tratar de encontrar lo que en verdad buscas, fue muy decepcionante el pabellón de Portugal: el 90% de los libros estaban en ¡ESPAÑOL! Autores de habla portuguesa como Gonçalo M. Tavares, António Lobo Antunes y  Ondjaki, que también respiraron ese aire tapatío, no tuvieron colocación de libros en su lengua materna.

Me hubiera encantado ver algún video o más información aquel país mediterráneo de lengua romance, rodeado de mar, con sabor a sal, vinho verde y decorado con bellos azulejos azules. O quizá sobre la Librería Lello ubicada en Porto, y fuente de inspiración para la librería que aparece en la saga de Harry Potter, saber más sobre ese país que trasciende más allá del Fado, Saramago o Pessoa.

Hubiera sido fascinante alguna plática sobre Luís de Camões, por el Instituto con el mismo nombre o quizá una conferencia con las razones de porqué en portugués la mayoría de las palabras son femeninas, a diferencia del español que son masculinas. Más sobre sus poetas como Florbela Espanca, y la influencia africana que tienen dentro del mismo, tanto en la Literatura, como en la música que escuchan y bailan.

Imaginen menos Netflix y más Books. En este año, las devoluciones de libros son aproximadamente de un 40% (una cifra espeluznante); las series y oferta de plataformas son los verdaderos asesinos de libros. Solo algunos autores son conscientes de que son figuras públicas, tienen fans y que necesitan generar contenido independiente de sus obras, para generar un mejor vínculo con sus lectores.

El Físico, autor y youtuber, Javier Santaolalla (también invitado de la FIL), logró que niños menores de 14 años lograran interesarse en la Ciencia -sí, en la Ciencia-, mediante un concurso basado en un video. Estos niños tuvieron que leer, ser creativos y explicar lúdicamente algún hecho científico. ¿Cómo lograr esos resultados con los demás libros?

Mi texto no es una queja sobre este magno evento (aunque los precios sí son dignos de reproche), pero sí un análisis sobre cómo nos venden libros en una época en la que la amenaza de los libros no es el ebook, sino la misma industria editorial.

 

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