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Poesía

Ataque de ansiedad

Extraño las flores cultivadas en lo que alguna vez llamé «jardín». Los dolores del alma me hacen católico. A medida me causan pánico.

Di un suspiro; la calle sintió mi dolor.
El pecho en llamas está, y el agua
se transforma en lava.

Dos picaportes en el cuarto
incendiado, y una sola llave
para la cerradura de la existencia.

Los árboles respiraban al ritmo de
mi tragedia y el alma. No estaba solo,
hubo un ruido al final del túnel.

Tres cuartas partes del abandono; completada
la misión. A gran medida del laberinto solitario,
un hermoso padre pide por mi paz.

El pecho en tinieblas está; el dolor de los
latidos infernales se ausentan de mi
reverencia; se asustan.

Piso largas caminatas por las noches;
por la mañana soy hielo; por la tarde
soy Saturno.

Extraño las flores cultivadas en lo que alguna
vez llamé «jardín». Los dolores del alma
me hacen católico. A medida me causan pánico.

Solo le genero pavor a mi vida. Me suicido
todos los días pensando que todo estará bien;
falsedad. Solo la brisa de aquel verano perdura.

Por Sebastián López

Ser de anomalías.

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