En un panorama audiovisual semi saturado por el espectáculo vacío, Dying for Sex es un milagro: una serie para adultos pensantes, con humor, corazón y una protagonista que eleva el material a categoría de arte.

En un panorama audiovisual semi saturado por el espectáculo vacío, Dying for Sex es un milagro: una serie para adultos pensantes, con humor, corazón y una protagonista que eleva el material a categoría de arte.
Dylan y Brenda, Luke y Shannen, habían sido parte de nuestra adolescencia, símbolos de una era de la televisión que ya no existe y ellos representaron a una generación que vio en ellos la personificación de sus sueños, amores y dolores, y que, al verlos desaparecer, se dio cuenta de que el tiempo, como el amor, también es algo finito.
Su mezcla de fantasía, humor y comentario social la ha convertido en un clásico intemporal, y su legado sigue vivo en cada repetición, en cada homenaje, y en cada espectador que, como muchos, sigue maravillándose con la magia irresistible de Samantha Stephens.
Dimensión Desconocida sigue siendo una obra maestra inmortal en la televisión, no solo por sus guiones brillantes y sus giros inesperados, sino por el impacto duradero que ha tenido en la cultura popular.
Nadie nos va a extrañar es una joya cultural no sólo por la gran construcción argumental y la estética tanto ambiental como fotográfica, sino por lograr tocar temas importantes de forma muy liviana sin sacrificar profundidad.