Siete y cuarto de la madrugada. He dormido peor que un alcohólico sin trago. Mis legañas de hiedra trepan por las cejas y las lentillas se me pegan como el suelo del baño del aeropuerto de Estambul. En ningún momento pensé que la mochila horaria me fuera a pesar tanto. ¡Quién fuera Sísifo! Mi rostro […]
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