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 Bellacas de Vallecas 

Escribo este domingo porque la nostalgia me invade. Escribo este domingo porque la nostalgia me invade; pienso en las olas y no en la dama que está esta noche conmigo. Recuerdo el mar chiquito que entre las piernas escondes, aquel que nos junta. Y llegas a mis pensamientos cuando cesa el fuego cruzado y hay un instante de calma aquí en el barrio de Vallecas.

 15 de mayo de 1994
Madrid, España
 

Leticia Lupporini,

Cuento las estrellas de tu cuerpo porque es mi entretenimiento favorito. No he podido dejar la habitación al pensar en ti mientras fumo un cigarrillo. Sabiendo que durante la noche dos continentes se juntan. Recordando aquel lugar en el Mediterráneo donde nos conocimos, Mallorca. Escribo este domingo porque la nostalgia me invade; pienso en las olas y no en la dama que está esta noche conmigo. Recuerdo el mar chiquito que entre las piernas escondes, aquel que nos junta. Y llegas a mis pensamientos cuando cesa el fuego cruzado y hay un instante de calma aquí en el barrio de Vallecas.

Mientras tú, flipada, caminas por las calles de La Lonja, esta noche aquí todo es tristeza. La temporada 1993-1994 ha sido desgarradora para el Rayo Vallecano: no nos hemos salvado del descenso. Estoy en mi estudio con un llanto en silencio, pensando en ti, pero estando con ella, y es que no hay algo más grande que apoyar a un equipo chico. Y es que quizá, como dice el Penta Pichichi: no hay algo más pesado que una mujer ligera.

Tengo flashbacks de nosotros en tu piso, recorriendo las calles de Portixol allá en Mallorca, porque también somos lo que nunca fuimos. Para ser honesto, te escribo no porque sigas en España y yo esté a punto de volver a México, sino porque nos hemos dejado en el momento correcto, justo un poco antes de las secuelas de la temporada. Escribo sobre ti, Leticia Lupporini, porque durante la noche dos continentes se juntan. 

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