Desbautizamos la enfermedad
para poder pronunciarla,
tragarla y digerirla
porque no nombrarla
dolía tanto
como una neuralgia
aguda y suicida
La cura siempre estuvo
fuera de nuestras trincheras,
y aunque luchamos,
no perdimos ni ganamos
ninguna guerra
Tú siempre fuiste luz
donde todo lo demás
eran escorias y escombros
de una hoguera quirúrgica
que no dio tregua
Tus huesos
hechos polvo
se fundieron con
los restos del universo
para habitar el todo
Quimera,
vuelvo al funeral
que lleva tu nombre
Ahí yace el CÁNCER
una tumba vacía
llena de flores
Desbautizo
la enfermedad de tu cuerpo
porque al cáncer, mamá
siempre le sobró un acento