Cuenta Paul Theroux en su Tao del Viajero que, siendo todavía un niño, tuvo el anhelo de irse de casa, encontrarse a sí mismo en algún lugar distante , en cualquier otra parte.
En cualquier otra parte; Rosa Cuadrado.
“El viaje no empieza cuando nos ponemos en ruta ni acaba cuando alcanzamos el destino”, dice Ryszard Kapuscinski en Viajes con Heródoto (2004). El viaje es algo que siempre ha estado caracterizado por una pulsión literaria, fuente inagotable de inspiración de epopeyas, novelas, poemas y cuentos. El uso del viaje en la literatura se puede entender como una metáfora de la vida, de la propia existencia. Es un recorrido, un continuo desplazamiento físico y personal, una introspección y una búsqueda del yo, individual y colectivo. Los libros nos han acompañado siempre en este recorrido. Arrojan luz, iluminan sentimientos y con ellos adquirimos el lenguaje, el diálogo y el intercambio de ideas. Los lugares que los albergan, las librerías, nos proporcionan enfoques distintos para comprender el mundo en el que nos movemos. Las librerías, las personas que las transitan y los libros que las conforman son un todo imprescindible en nuestras ciudades. Constituyen una metáfora de la comunidad.
La propuesta de Ediciones Menguantes, En cualquier otra parte (2022), concebida por la poeta y escritora Rosa Cuadrado (Alicante, 1972) ahonda en esta idea, realizando un recorrido por Europa a través de sus librerías, en una “declaración de amor por los libros, esas pequeñas promesas de felicidad, y por las librerías, aquellos lugares capaces de transportarnos a otros mundos”.
“Estas páginas no pretenden ser un catálogo único y exhaustivo, sino abrir puertas, atravesar umbrales, caminar rutas del deseo; son, en definitiva, un viaje a cualquier otra parte”, afirma la escritora. En las páginas de En cualquier otra parte descubrimos las librerías más emblemáticas de Europa siguiendo los pasos de Hemingway, Pessoa, Virginia Woolf o George Orwell. Como ella misma dice, su amor por los libros la llevó a emprender este viaje: “No recuerdo un solo viaje en el que no me acompañara una maleta con libros. Lugares asombrosos que dan cobijo a tantos sueños, las librerías”.
A través de distintas anécdotas, la escritora descubre multitud de librerías que resisten como espacios de cultura, de búsqueda de conocimiento y de placer. Algunos de ellos son la emblemática Shakespeare & Co, la librería ‘Manz’ en Viena, especializada en derecho, la librería Ulysses Rare Books de Dublín, la librería Taschen de Milán, la librería DOST de Ankara o la librería Lexicopoleio de Atenas.
Las librerías sirven a Rosa como un pretexto para describir los lugares a través de su historia, sus costumbres, su arquitectura, su música, sus escritores, en definitiva de su cultura. Y lo hace sin olvidar nunca los sentimientos. El viaje es un reto a nivel físico, emocional y personal:
“Si una ciudad se mide por la huella que deja en quien alguna vez vivió en ella, mi ciudad se llama Londres. Su marca es extensa y sinuosa como el Támesis, profunda y misteriosa como la estación de metro de Hampstead. Mi medida de Londres es emocional y utiliza parámetros que, quizás, poco tiene que ver con lo mensurable. Uno de ellos es el de los libros y su capacidad para hechizarnos”.
Este trabajo de Rosa Cuadrado describe a las librerías como sus propias semillas que han germinado su curiosidad por descubrir qué hay en las ciudades: cómo se mueven y cómo se escuchan. El deseo de partir, ese golpe del viaje, late desde las primeras páginas del libro. Las librerías son sus cómplices perfectas en un pretexto idóneo: En cualquier otra parte se lee en infinito, como el mar de su ciudad natal:
“Desde mi casa se ve el mar: el mar Mediterráneo, para ser exactos. En verano está salpicado de barcos y, entonces, el horizonte es blanco y azul, como las casas del Egeo. He amado el mar desde que tengo corazón, y he ido tras él siempre que me ha sido posible. El mar ha sido y será una puerta hacia el viaje, hacia el misterio , hacia la libertad. Abarca en su inmensidad lo extraordinario y lo temible”.