Mis lágrimas cuelgan
de mi garganta
como una nota larga
que sólo quiere escapar
de las cuerdas gastadas
de un viejo violín
El dolor no cae
ni siquiera resbala
Se ha hecho nido
entre mi esternón
y mi ombligo
Como un panal
a punto de reventar
a la orilla de mi plexo solar
Palabras filosas
descienden lentamente
de una cuerda
que ni siquiera me sostiene
Se hacen nudo,
entre mis silencios
y un infame grito al vacío.