Qué poco necesito
si este sol de noviembre
entibia la mañana
con sus tímidos rayos
de luz, con ese limpio
abrazo para el frío
y las preguntas
que nadie ha contestado.
Haces de amor descienden
y abrasan en mi cuerpo
la paja seca
del tiempo y el espacio.
El oro más valioso
se encuentra en todas partes,
ramos de manzanilla
para mis ojos ciegos.