Conocí la obra de José Saramago (como muchas otras cosas) cuando tenía 16 años. Sin haberlo leído siquiera, le regalé a mi pareja Intermitencias de la muerte; sabiendo, con casi una certeza premonitoria, que le encantaría. Enamorado de la historia, mi pareja depositó en mi regazo el libro que meses atrás había recibido por su cumpleaños: “Léelo, no te vas a arrepentir” me dijo. Y así fue como me topé de bruces con uno de los autores más alucinantes que he leído en mi vida.
José de Sousa Saramago nació un día como hoy en 1922 en Azinhaga, Portugal. Fue mucho más que un escritor novelista, también fue poeta, periodista y dramaturgo. Su talento le llevó a recoger el Premio Nobel de Literatura en 1998 y pasó su vida escribiendo novelas, relatos, diarios, memorias, poesía, crónicas, teatro y ensayos. Nos regaló un sinfín de retazos de una mente maravillosa, una inteligencia sublime y una visión de la realidad crítica, honesta y sin precedentes.
Desde ese primer contacto con Intermitencias de la muerte (2005) en el que, de la noche a la mañana, un país entero deja de morir, mi estantería comenzó a rellenar sus huecos con sus obras. Algunas de las más conocidas y que sin duda animo a todo el mundo a leer son: El evangelio según Jesucristo (1991), en esta novela increíblemente bien escrita, audaz e incendiaria, Saramago narra desde un perspectiva totalmente novedosa y crucial, la vida de Jesús de Nazaret, el fundador del cristianismo. Por otro lado, Ensayo sobre la ceguera (1995) cuenta con tintes distópicos la historia de una epidemia que causa una especie de ceguera blanca a la población. El autor la describía como “la novela que plasmaba, criticaba y desenmascaraba a una sociedad podrida y desencajada”. También muy enriquecedora es La caverna (2000), en la que parte del mito homónimo de Platón y desarrolla una crítica feroz al consumismo. Para terminar, El hombre duplicado (2002) y Ensayo sobre la lucidez (2004) son dos obras completas, absorbentes e ingeniosas. La primera exprime la ansiedad y angustia de un profesor de historia que un día, encuentra a otra persona idéntica a él. Ahonda en la identidad humana con un exquisito suspense. La segunda, versa sobre lo que ocurre en una ciudad en la que todos sus electores votan en blanco en las elecciones. Los personajes se enlazan con los conocidos años antes en Ensayo sobre la ceguera.
Como puede comprobarse, las temáticas son variadas y realmente originales. Animo a toda persona que no lo haya leído ya, a que se apunte sus libros en la lista de pendientes. Os garantizo un paseo por la psique humana lleno de debates morales y mucha maestría. Hoy mi querido Saramago soplaría 99 velas. Para celebrarlo, os comparto algunos de mis pasajes favoritos de mis libros preferidos del autor portugués: la ya mencionada Intermitencias de la muerte, Todos los nombres (1997) y Caín (2009).