No se sabe
lo que piensa la lluvia
cuando reposa indiferente
sobre las flores.
Parece ser ajena
a su injusta condición
de agua,
de líquido fundamental.
Es distinta
según le plazca,
y en este valle
decide descender gélida.
Tras bañar al asfalto
se marcha
y vuelve a ser
lluvia en espera.
Por la mañana
se vuelve a oscurecer el cielo
y no se sabe
lo que piensa la lluvia.