Cincuenta minutos resultan ser, en muchos casos, el tiempo estimado de algún efecto secundario. En el nuevo material fílmico de Gaspar Noé, cincuenta minutos son suficientes para montar un falso documental que toma lugar en un set de rodaje: Lux Æterna.
Desde su anterior película, Climax (2018), el director franco-argentino se había vuelto a confirmar como un realizador que plantea retos incómodos en la pantalla, alimentados visualmente por intenciones mayormente coloridas en tensión. Por ello, si de intenciones hablamos, en Lux Æterna se nos presenta a Charlotte Gainsbourg, junto a otras mujeres, siendo ellas mismas; quizás dando voz a oscuros pasajes de una violencia que no nos parece ajena. Sexismo, perversión y violación se mezclan en un escenario que está por presenciar el castigo de unas brujas en hoguera. Exorcizar a los demonios y al propio infierno, pensaría uno abajo del escenario. Quemar los pecados y las cuestiones morales. Al menos eso se asoma a espaldas de Charlotte, mientras ésta, de manera improvisada incluso, expulsa el recuerdo de una especie de abuso.
De esta forma el rodaje se vuelve un laberinto a punto de estallar, experimentando el caos de unos individuos perdidos en la confusión de ‘hacer cine’. La hoguera, entonces, transmuta en una definición moderna del ser cineasta. Al final, Lux Aeterna alude, irremediablemente, a las referencias estéticas del universo fílmico de Gaspar Noé..
Hablamos de las luces y el sonido, elementos que incluso en este documental sincronizan en una reflexión sobre la epilepsia. Más que hablar de una enfermedad, se ejerce conciencia sobre la destrucción o lo que causa dolor. Es en el umbral del colapso, precisamente, donde el propio director parece sentirse más satisfecho, al grado de representarse a él mismo en una escena.
¿Quién más podría estarlo? ¿Sobre quién o qué podríamos sentir el placer de ejercer o causar dolor? ¿Existe placer que justifique hoy nuestra violencia?
A decir verdad, no estamos seguros de convencer a nadie sobre los propósitos del director con este trabajo ante las cámaras; no obstante, sí creemos que las conversaciones que devengan de ello son tan necesarias como el propio regreso al cine.
Salas para verla en México desde el 11 de junio
CDMX: Cineteca Nacional, Cine Tonalá y Cinemanía
Guanajuato: Compartimento Cinematográfico
Guadalajara: FICG y Cineforo
Xalapa: Cinema 21