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Nadie nos va a extrañar (o la nostalgia de un pasado muy presente)

Nadie nos va a extrañar es una joya cultural no sólo por la gran construcción argumental y la estética tanto ambiental como fotográfica, sino por lograr tocar temas importantes de forma muy liviana sin sacrificar profundidad.

I
Antes del 2014, mi afinidad por el teatro y cualquier producción mexicana para plataformas como Netflix o Amazon eran escasas, casi nulas.

Mi primer acercamiento respecto a las series mexicanas fueron algunas que aparecían en Canal 11: Paramédicos, XY, Niño Santo, Pacientes y las primeras producciones mexicanas con HBO: Capadocia y Sr. Ávila. Pero todo cambió durante los años que habité en la CDMX, pues me volví un asistente frecuente de diversas obras de teatro y la vida me permitió convivir y hacer amistad con actrices, actores, dramaturgas y dramaturgos; lo cual me hizo estar al pendiente de su trayectoria en cada uno de los ámbitos en los que pudieran desarrollarse: dramaturgia, guionismo o actoral. 

II
Una de las dramaturgas que más me conmocionaron y de la que posteriormente me enteré de su incursión como guionista de películas y series fue Adriana Pelusi. Cada vez somos menos, Multiversos y Todo es mejor entre amigos son algunas de las obras de teatro escritas por ella que recuerdo haber visto. Luego le seguí la pista en su faceta de guionista de películas como La boda de la abuela, El cumple de la abuela, El hubiera sí existe; y de la serie Control Z

Otro de los dramaturgos que recuerdo como garantía es Gibrán Portela. Adiós y buena suerte y Alaska son un par de obras que disfruté tanto leer como ver en escena.

Por otro lado, Las horas contigo (primer largometraje y Todos los días son nuestros (primera novela) me hicieron fan de Catalina Aguilar Mastretta.

III
Esta tríada creativa -en diversas áreas- se reunió, recientemente, para darle vida a la serie Nadie nos va a extrañar.

La producción corrió a cargo de un grupo con éxitos consumados: Silvana Aguirre (El Chapo y Ella camina sola), Catalina Aguilar Mastretta (Todos queremos a alguien, Cindy la regia y Echo Park) y Samuel Kishi Leopo (Somos Mari Pepa, Los lobos, Todo el silencio y Soy tu fan: la fiesta). Mientras que el guión estuvo a cargo del dueto conformado por Adriana Pelusi y Gibrán Portela.

Muchos de los capítulos fueron también dirigidos por Samuel Kishi Leopo y Catalina Aguilar Mastretta.

IV
Ocho capítulos de treinta minutos conforman esta serie ubicada en año crucial de 1994 (poquito antes del comienzo de la crisis), para contar la historia de un grupo de amigos de la preparatoria que se dedican a traficar tareas escolares.

La educación sentimental de esta serie la protagonizan canciones de Caifanes, Duncan Dhu, Héroes del Silencio, Fobia, Cuca, Neón, Magneto, Flans, Alejandra Guzmán, entre otras; pero también aparecen el walkman, el romanticismo de grabar en cassette las canciones de la radio y regalarlas a la persona que te gusta y el videocentro. Sin dejar a un lado algunos de los divertimentos juveniles de la época: las tardeadas, los karaokes caseros, el ir al parque para andar en patineta o mirar en la televisión los programas En familia con Chabelo, Agujetas de color de rosa, Beverly Hills 9210, María Mercedes, El Vuelo del Águila o Carrusel

Toda esta ambientación, junto con una carga humorística muy peculiar, son el vehículo para tocar temas importantes, como el bullying escolar, donde la diferencia de clases sociales, así como el despertar y la identidad sexual, son parte del origen del problema. Mención aparte para el que, quizá, sea el más delicado de todos: el suicidio. 


Nadie nos va a extrañar es una joya cultural no sólo por la gran construcción argumental y la estética tanto ambiental como fotográfica, sino por lograr tocar temas importantes de forma muy liviana sin sacrificar profundidad.

Algo interesante de la serie es lograr mostrar que las preocupaciones, los miedos, las inseguridades y las preguntas existenciales -en esencia- siguen siendo las mismas que hace treinta años.

Además, Nadie nos va a extrañar se inscribe en una tradición muy peculiar: generar una canción inspirada en la trama de la película o serie. 

Aleks Syntek compuso Sexo, pudor y lágrimas para la película de idéntico nombre; Julieta Venegas creó la canción Mi principio para la película Quemar las naves. Y es la misma Julieta quien escribió A dónde va el viento, exprofeso para esta serie.

Nadie nos va a extrañar es un auténtico viaje al pasado que nos recuerda que lo más importante es, y siempre será, valorar el presente y disfrutas los regalos de la vida: la amistad, la familia y la conformación del Ser en un mundo que invita a anular la existencia del Yo.

La serie está disponible en la plataforma de Amazon prime.

Por Fredo Godínez

Gestor cultural, poeta y tarotista. Lector empedernido y apasionado por el Esoterismo y el mundo simbólico. Reseñista de libros y teatro.

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