Tu mirada me abrazaba,
pero tu boca me engañaba
Cada vez que te veía en los
pasillos de aquella redacción,
llegaba a una conclusión
Pues tus fotografías retratan
la realidad de todos los días
Me sentí atraído, me
contagiaste esa virtud de
contar las historias de vidas
pasadas y futuras
Las personas se sienten en confianza
contigo; tu vehemencia por
redactar una prosa más, hacía al
mundo cuestionarse ideologías
establecidas
Mis palabras son rarísimas de comprender,
pero son fáciles de entender cuando
la publicación del imperio resonaba
en las masas férreas y exquisitas en el
sazón del saber y el porqué
Comprendiste aquello que Vargas Llosa
no pudo con su romanticismo en libros,
llegaste a verdades que Pacheco evitó
por sus debilidades, alumbraste lo que
Septién bifurcó en la institución
para formarnos como aspirantes al
servicio público de la sociedad
Y fue ahí, donde te conocí y besé por
primera vez, y aunque tengamos pasados
fantasmas que jamás conoceremos del
otro, yo seguiré encantando las letras
de mi periodicidad
Y tú, periodista del jardín feliz, estarás
admirando la belleza de un nuevo 68
y un nuevo mañana en las tumbas
de catapultas corruptas