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Ser gato de Edgar Borges: en busca de la libertad

Edgar Borges lo ha vuelto a hacer. El escritor venezolano es conocido por no tener una etiqueta, no se encasilla en ningún género específico, sino que se podría decir que juega intentando descatalogar las directrices estrictas a las que la literatura somete. En su nueva obra, parte de la premisa de un preso que quiere libertad y por ello el gato: “Un descubridor de realidades invisibles”, con su independencia y sus siete vidas, es la mayor representación de la ansiada libertad. Desde este punto, el autor consigue romper con la realidad y encuentra puntos donde se puede escapar y desmontarla.

En Ser gato llega a su cúspide para romper los moldes, partiendo desde su género; no se trata de una novela o un libro de poesía, juega en ese limbo de prosa poética. Una hibridación entre la poesía y la narración. Todo ello gracias a las imágenes, a los recursos literarios, el ritmo. Por ello, no habría que explicar por qué no se encasilla en ningún tipo de género, ya que consigue lo que buscaba: romper con los convencionalismos.

Asimismo, no existe un hilo argumental, por lo que parece que trae consigo a su “yo poético” el gato. Los felinos, como dice en su sinopsis, “(…) Todos somos gatos a la espera de dar un brinco al vacío, de cazar una presa; en búsqueda de un recoveco cálido donde descansar, de un lugar seguro al que llamar hogar y de una mano que nos acaricie”. En este punto se encuentra el argumento de la obra y carece de un hilo conductor porque al final la vida es imprevisible, pero el humano siempre busca organización y plan cuando debería ser como un gato.

La editorial Altamarea arriesga ganando, ya que Edgar Borges jamás deja indiferente a nadie. Un libro lleno de detalles y esto es gracias a las ilustraciones de Fría Aguilar, que crean una composición perfecta. La ilustradora es la creadora de lo que se podría considerar los capítulos del libro: Adición, Desamor, Enfermedad, Pobreza, Rutina, Soledad, Tristeza y Violencia. Esta conjunción crea la pieza perfecta que refleja en sí lo que quiere la libertad.

En definición, esta obra corta, pero profunda, genera más de una reflexión acerca de la vida que se vive. El autor pretende que el lector o la lectora piense acerca de la sensación autómata a la que están siendo sometidos y ya no existe libertad para pensar más allá de la sociedad imperante.

Esta obra contempla una visión del mundo bastante acertada y al final las personas han dejado a su gato interior encerrado en un trasportín donde lo pasean, pero jamás lo sacan porque no se atreven a jugar con la libertad que realmente ansían.

Por Alba Otero

Periodista. Observar, escuchar y reflexionar, mi mantra periodístico.

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