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Una cita con Agatha Christie

Por primera vez, la reina del crimen recopila sus historias más espeluznantes en un solo volumen.

Para los amantes de lo sobrenatural y lo macabro, recupero The Last Séance, una colección de 20 cuentos fantasmales escritos por Agatha Christie. Por primera vez, la reina del crimen recopila sus historias más espeluznantes en un solo volumen.

En el inicio de su carrera como escritora incursionó en misterios de un tipo más sobrenatural: historias con fantásticas visiones psíquicas, espectros que se ciernen en las sombras, encuentros con deidades, mensajes espeluznantes del Otro Lado, incluso un hombre que cambia de cuerpo con un gato …

Este compendio reúne las historias cortas más inquietantes de Christie, algunas de ellas con la presencia de sus detectives circulares Hércules Poirot y Miss Marple.

The Last Séance se compone a partir de los siguientes cuentos: 

  • The Last Séance 
  • In a Glass Darkly 
  • The Adventure of the Egyptian Tomb 
  • SOS 
  • The Fourth Man 
  • The Idol House of Astarte 
  • The Gipsy 
  • Philomel Cottage 
  • The Dream 
  • The Lamp 
  • Wireless 
  • The Mystery of the Blue Jar 
  • The Blue Geranium 
  • The Wife of the Kenite 
  • The Strange Case of Sir Arthur Carmichael 
  • The Call of Wings 
  • The Red Signal 
  • The Flock of Geryon 
  • The Dressmaker’s Doll 
  • The Hound of Death

Sin duda uno de los mejores de todos es Philomel Cottage, traducido al español como Villa Ruiseñor. En dicho relato el horror es atemporal en términos de la conceptualización del perfecto extraño. La historia aborda el elemento de las relaciones y la construcción de confianza: todos quieren ver lo bueno en las personas, pero, a veces, no hay nada bueno que ver en ellas.

El relato comienza con la vida de Alix Martin, cuyo primo lejano muere dejándole suficiente dinero para darle un ingreso de un par de cientos de libras al año. Un día, se enamora de un perfecto extraño: Gerald Martin. Sin importarle la advertencia de su amigo, Dick Windyford, se casa con Gerald sin conocerlo lo suficiente. Alix y Gerald compran Philomel Cottage, una pintoresca casa de campo. Al principio, Alix queda cautivada por la casa, pero la siente aislada porque “estaban a dos millas del pueblo más cercano”. Además, Alix es quien en realidad paga la casa, porque Gerald «no pudo tocar su capital».

Alejada de la civliización pero equipada con todas las comodidades modernas, Alix tiene algunas ansiedades dentro de la casa. La atormenta un sueño recurrente en el que Gerald yace muerto en el suelo, con Dick parado encima de él después de haber cometido el crimen. Alix, extrañamente, se encuentra agradecida por el hecho. Le preocupa que el sueño sea una advertencia. Por coincidencia, Dick, quien se aloja en una posada local, la llama por teléfono. Después de la llamada, Alix habla con el jardinero, George, y durante el transcurso de la conversación le dice dos cosas extrañas: Gerald le había contado a George que Alix se iría a Londres al día siguiente y que no sabía cuándo regresaría (aunque ella no sabe nada de esto); la otra era que el costo de la cabaña era de dos mil libras, y no de tres mil, como le había hecho creer Gerald a Alix, quien incluso tuvo que dar parte de su herencia para pagar la diferencia.

Alix encuentra el diario de bolsillo de Gerald tirado en el jardín y lo revisa. Viendo las meticulosas anotaciones de su marido, descubre una cita que está marcada para las 9:00 pm de esa noche, pero no se encuentra ninguna explicación de lo que sucederá a esa hora.

De pronto, Alix tiene dudas sobre su esposo, que sólo aumentan con el paso del tiempo. Gerald está furioso porque George le habló sobre lo de Londres, y le dice que la anotación de las 9:00 pm era para recordarle que debía revelar fotografías en su habitación oscura. Al siguiente día, impulsada por sus inseguridades, Alix comienza a buscar entre los papeles de su esposo en dos cajones cerrados con llave y en uno de ellos encuentra recortes de periódico, fechados siete años antes, que informan sobre un estafador, bígamo y presunto asesino llamado LeMaitre. Aunque fue declarado no culpable de asesinato, terminó encarcelado por otros cargos. Alix parece reconocer a LeMaitre por las fotografías: ¡se trata de Gerald! 

Gerald regresa a la cabaña, cargando una pala, supuestamente para trabajar en el sótano, pero Alix está convencida de que tiene la intención de matarla. Intentando pretender una normalidad desesperadamente, hace una supuesta llamada al carnicero, que de hecho está codificada para pedirle ayuda a Dick en la posada. Gerald intenta que se una a él en el sótano, pero ella, tratando de ganar tiempo, le dice a Gerald que en realidad es una asesina que mató a dos maridos anteriores envenenándolos con hioscina, un compuesto de armonio que induce los síntomas de insuficiencia cardíaca. Gerald se había estado quejando de que su café estaba amargo y está convencido de que ahora lo ha envenenado. En ese momento, Dick y un policía llegan a la cabaña al tiempo que Alix sale corriendo. El policía investiga en el interior e informa que hay un hombre muerto en una silla.

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