El sueño me abandonó
dos primaveras atrás;
en el abismo nocturno
la luz de los astros
besa mis manos,
besa mis muslos,
el canto de Nicten
me envuelve en su perfume,
perfume que solo existe
para quienes aprenden
a cantar,
para quienes se sientan
a hacerle compañía
en su olvidado jardín,
a la espera de su partida.
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