A dos hombres conocí
Conocí a ese hombre quien espolvoreaba sus maleficios con azúcar, quien tejía una telaraña de conquista y cosquillas, y quien se transformó en aquella araña del rincón.
Conocí a ese hombre quien espolvoreaba sus maleficios con azúcar, quien tejía una telaraña de conquista y cosquillas, y quien se transformó en aquella araña del rincón.
Me cuesta agarrar el hilo de una vez. El peor duelo es aquel que se puede evitar.
Y ahí cansados, encontrarán descanso, como caricia, en tu mejilla durmiente.