Tantas toneladas de Cempasúchil hacen aflorar mi eterna amargura y comienzo a pensar, sin demasiado fundamento, que este festejo, como tantos otros, no son más que formas de hacer ruido para no oír nada. No es que prefiera la solemnidad del negro o el dolor de los silencios, lo que creo es que tanta calaca bailante termina por seguir escondiéndolo todo.
Categorías