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Autoetnografía del trayecto: consideraciones sobre Leslie Kern

En su libro Ciudad feminista. La lucha por el espacio en un mundo diseñado por hombres, Leslie Kern reflexiona qué tanto la ciudad es un líquido amniótico ordenador de corporalidades con experiencias desiguales y pone de manifiesto cómo vamos interiorizando el hecho de que el mundo no está construido para nosotras.

Mientras el gobierno de Querétaro invierte en avenidas con altura, busco presencias diminutas: la tonada del panadero con el pan, un letrero hecho a mano, una casa vieja que no encaja, dos amantes a la sombra o coreografías de pájaros en desbandada. Capturo momentos obsoletos. Siento cómo mi temperamento se funde con el camino. 

Orientarse, andar, errabundear, recorrer o ir hacia adelante es un reto cuando la movilidad es configurada por el sistema sexo-género. En su libro Ciudad feminista. La lucha por el espacio en un mundo diseñado por hombres, Leslie Kern reflexiona qué tanto la ciudad es un líquido amniótico ordenador de corporalidades con experiencias desiguales y pone de manifiesto cómo vamos interiorizando el hecho de que el mundo no está construido para nosotras.

¿Cómo serían las ciudades si fueran diseñadas por madres y cuidadoras? Cada día, lo que hacemos es performar conductas y tácticas de movilidad según el rol que desempeñamos. Por ejemplo, las personas con carriolas realizan más trayectos en el transporte público: una madre con dos pequeños usará el transporte para dejar a uno de ellos en la guardería a las ocho, cuando abre, después volverá sobre sus pasos para llevar al otro a la escuela a las ocho y media. Al final del día, hará el camino inverso. 

Aunque lo que escribo está atravesado por mi privilegio como mujer sin discapacidades, considero importante reflexionar sobre aquellas violencias limitantes de nuestra libertad para ocupar más espacio.  Pocas rutas para personas mayores, el exceso de centros comerciales y la falta de actividades lúdico recreativas para infancias por fuera de los intereses del mercado trasnacional, muestran sólo parte del problema.

 

Los estrategas urbanistas deben comprender, según Kern, que la familia nuclear tradicional ya no es la norma: las ciudades están llenas de relaciones de parentesco derivadas de divorcios, de familias monoparentales o relaciones poliamorosas. Hogares multigeneracionales y mucho más, pero nuestras ciudades,  por cómo están diseñadas para funcionar, parecen no haberse enterado.

Imposible alcanzar ciudades inclusivas, seguras y resilientes si la ciudad es planeada exclusivamente por hombres: aquellos que proyectan las políticas públicas deben preguntarse cómo una determinada decisión puede obstaculizar o apoyar, aumentar o socavar la igualdad. 

Urge habitar desde eso que Leslie Kern llama geografía feminista cuando reclama: oportunidades laborales para escapar del provincianismo, esquivar un matrimonio heterosexual o desarrollar nuevas redes. Kern confronta argumentos. Traza genealogías y crónicas urbanas para narrar su cuerpo en la calle. También reconoce la lucha de pioneras como Jane Jacobs o Sara Ahmed: grandes activistas han trabajado duro por introducir importantes cambios en el diseño urbano, en las prácticas policiales o en el sector de los servicios, para que se consideren un poco más las necesidades de las mujeres. Y, aun así, si es de noche, las mujeres siguen cruzando de vereda si hay alguien detrás de ellas.

Necesitamos entender de configuraciones sensibles híbridas y sopesar por qué nos preocupamos tanto por el status quo o por qué nos cuesta imaginar otros horizontes. En palabras de Kern, el urbanismo debe estar atado a la inclusión: ¿Cómo serán esas ciudades futuras basadas en las necesidades, demandas y deseos de las mujeres de color, con discapacidades, queer, de las madres solteras, de las mujeres mayores, indígenas, y, sobre todo, de aquellas en las que estas identidades se intersectan? 

Quizá estos apuntes son sólo el inicio de una agenda de investigación más amplia, pero por ahora me gusta pensar en la ciudad como una máquina socioarquitectónica capaz de reproducir identidad. Imagino cómo articular mejor mi perspectiva y sigo caminando. 

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