Errante deseando caminos
que jamás transité,
solamente son producto
de una interminable
lista de versos sin acabar;
nada de lo escrito existe,
se escribe en pasado
y lo demás son profecías
de hábito sinsentido.
Lo vivido ya ha cesado
de pertenecer
a este mundo, fábrica de instantes,
los cuerpos antes recurrentes
tienen cicatrices nuevas,
arrugas nuevas,
esperan a ser redescubiertos;
las calles tienen agujeros nuevos
y la taza de café
no es la misma de ayer.
Todo muere, pero las olas no.