He escrito infinitas veces
sobre el lupus
en prosa
en mensajes
en los documentos del seguro
nunca pensé
hacerlo así.
En líneas, en versos,
Expulsando de mi cabeza
lo que es
lo que no me permite ser
lo que ha transformado en mí.
El pelo, la piel, la sonrisa.
El peso, los ojos, la fe.
Las noches que he pasado
buscando respuesta
rogando a la diosa…
a quien sea
a mí misma
sanarme,
tomarme las medicinas
tener la voluntad de llamar
al doctor
a mi familia
a Sinhué.
Confesarles que no puedo,
con todo
con nada
con la contradicción…
de una enfermedad invisible
que me destruye por dentro
y me condena por fuera
a vivir como Casandra
porque nadie asocia
el dolor interior
como algo real
la enfermedad debe notarse
externamente
como la alopecia en el cáncer
después de las luchas químicas
como la invalidez
después de perder las extremidades
como la ceguera
que puede traer una diabetes…
pero en el lupus se te condena
a un limbo entre la muerte
y el bienestar
no estás ni en uno
ni en otro
las medicinas te mantienen
entre la fatalidad y la plenitud del cuerpo
entre la serenidad y la locura.