Los viajes tienen mucho de autoayuda: José Alejandro Adamuz

Inspirado por exploradores como Darwin o Humbolt y escritores como Bruce Chatwin o Rebecca Solnit, el infatigable periodista viajero José Alejandro Adamuz presenta Una vida posible, bajo el sello de Ediciones Menguantes.

A propósito del lanzamiento oficial del libro, le soltamos algunas preguntas sobre sus obsesiones en torno al viaje.

¿Qué es para ti viajar y para qué crees que sirve?

Viajar puede servir para mucho o para nada. Eso depende de cómo y por qué se viaje. Yo he viajado mucho; en ocasiones, para escapar, para borrarme y tratar de rehacerme. Ese es, por ejemplo, el viaje de este libro, esa vida posible a la que señala el título. Pero también he viajado como un pasatiempo, como cuando vas al cine solo a pasar un buen rato y a comerte un puñado de palomitas. Y no tiene nada de malo.

Un destino al que no irías nunca.

No se me ocurre ninguno. De todas formas, no me suelen gustar los países donde no se respetan los derechos humanos. 

No te importaría ir a vivir a…

En muchos lugares. Uno no deja de fantasear con cosas así cuando viaja. ¿Qué tal sería vivir aquí o allí? Creo que Ciudad de México sería uno de esos lugares. Aunque es una sensación falsa, porque uno suele transportarse con la imaginación en las mejores condiciones. 

Un libro que hayas releído.

Algunos de los que salen en el libro forman parte de ese selecto club al que vuelves una y otra vez… Rayuela, Los pasos perdidos, En la Patagonia… Nunca me decepcionan y siempre encuentro algo nuevo. 

Uno que no pudiste acabar.

Muchos… Pero una vez, ascendiendo el Huayna Potosí, me dijeron que la montaña siempre estaría ahí, esperándome. Hay muchas montañas en la literatura. No sé, Ulysses de James Joyce, por ejemplo. Nunca me he considerado preparado para leerlo. Como mucho he picoteado algunas páginas. 

Un personaje de la literatura que te parezca imprescindible.

Don Quijote, el capitán Nemo, Madame Bovary… Fíjate, personajes que no están muy cuerdos, ¿verdad?

Te defines como alguien…

Disléxico

Te saca de tus casillas…

Entre el trabajo, la familia, la escritura y la lectura me queda muy poco tiempo. Así que, quizás, sea eso lo que me saca de mis casillas, que alguien me haga perder el tiempo o que me retrase en mi horario por algún tipo de capricho o dejadez por su parte. ¿Soy demasiado radical?

Algo que te gusta/Algo que cambiarías del lugar donde vives.

Es una ciudad pero se siente como un barrio. El ruido. Desde que soy padre de una bebé me he dado cuenta de la cantidad de ruido que suele haber en nuestros entornos cotidianos.

¿Son útiles las redes sociales en tu escritura?

Muchísimo. Pero solo Twitter. Sin Twitter yo no escribiría como escribo. Por favor, Musk, no te lo cargues. 

¿Qué parte de tu libro te costó más escribir?

Lo que me costó más fue dar con el tono y encontrar la forma del libro que justificara su publicación, luego el resto fue creciendo de forma orgánica y natural. Pero sí tuve problemas con los fragmentos más biográficos. Hay que ser muy cuidadoso a la hora de desvestirse frente a los demás.

¿Qué parte disfrutaste más?

Pues aunque es un libro sobre viajes, disfruté más la parte de la vuelta. Eso es algo que acostumbra a quedar fuera del enfoque en la literatura de viajes, pero sin vuelta no hay narración, no hay libro. De la Odisea siempre me gustó más ese Ulises que vuelve a recuperar lo suyo. Aunque ahora que lo pienso, ese es un retorno de lo más sangriento.

Un disco que te llevarías a una isla desierta. Uno que quemarías.

Land of Make Belives, del Chuck Mangione más hippie. El Hunky Dory de Bowie, porque tiene una joya como “Life on Mars?” y el Free for All, de Art Blakey & the Jazz Messengers. La canción que da título al disco es un auténtico tiro de adrenalina. Por cierto, los tres discos están en la lista de reproducción del libro, en Spotify. Digo tres porque, a cambio, no quemaría ninguno. Eso de quemar cosas está muy feo.

Una canción que te sepas de memoria.

Tengo poca retentiva. Te puedo tararear algunas, pero de ahí a cantar la letra… Tal vez por eso me gusta el jazz, porque ahí la letra suele desaparecer. 

Una frase a la que acudes a menudo.

“Las vidas no empiezan cuando las personas nacen”, es de José Saramago, de La balsa de piedra. Es una de las frases que recopilo en el libro a modo de revelaciones. Son citas que de alguna forma me ayudaron. Esa parte del libro está más en el género de la autoayuda que de los viajes. Aunque igual los viajes tienen mucho de autoayuda. No sé… 

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