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Día del niño, sea lo que sea que eso signifique

Dejad de buscar nombre a los días y empezad a vivirlos. Que con tanta letra se nos atragantan las horas.

Por: David Muñoz

Aquí en mi país existen muchos niños. Algunos con mayúscula, otros con minúscula. Si preguntas en Cádiz, te dirán que el Niño es una marca de ropa que utilizan los pijos surfistas. Los de la buena onda y todos esos rollos. Si preguntas en las iglesias del mismo sitio te dirán que el Niño es Jesús, sin plantearse otras opciones. Si lo preguntas en Madrid, te dirán que era un jugador de fútbol. A día de hoy, desconozco si lo sigue siendo. Supongo que los que quieran pueden corregirme, aunque me importa un comino porque ni soy colchonero ni me siento del color de la bandera nacional. Lo siento por los que festejaron el Europeo. Y si se lo preguntas a Daniel Monzón te dirá que de qué cojones vas, cómo te atreves a preguntar eso y que te las pires antes de que venga alguien a partirte la cara. Aclaración: es un director de cine cuya película, sobrevalorada, se llama el Niño. Tampoco es para tomárselo así, hombre.

El Niño también es un sorteo. Una excusa para que las amas de casa con dinero puedan ir al estanco a gastarse sus veinte o cincuenta o cien pavos en números de lotería que en algún momento van a acabar tirando a la papelera. El puto negocio de la Navidad, ridículamente abalado y grotescamente impulsado por nuestro gobierno de pacotilla, que la única obligación que cree que tiene es lamerle el ojete a Amancio Ortega. Si le preguntas al tito Amancio, te dirá que el niño es una buena inversión. En Tailandia, en China, en Vietnam o donde sea que esté su factoría de explotación infantil. En algún lugar muy remoto de la ética laboral. Al final del precipicio de la moralidad. Y si le preguntas al precipicio, te dirá que el Niño es otro producto de la gravedad. Algo que cae con la única meta de espachurrarse en el suelo. Si se lo preguntas al suelo, te dirá que son solo tripas y líquidos esparcidos. Una pena lo del Niño.

Si me lo preguntas a mí, te diré que lo busques en el diccionario, que yo no fui educado con fines enciclopédicos. Pero si se lo preguntas a la educación te dirán que yo fui otro niño, nunca EL NIÑO. EL NIÑO ahora será un astronauta o Bob Dylan, aunque si se lo preguntas a Bob Dylan, te dirá que el único astronauta de verdad se llama David Bowie, y que ahora está en Marte y no puede responder a tu pregunta de mierda. Según Bob Dylan, niño solo significa Billy. Pero si se lo preguntas a Billy, seguramente recibas un disparo en la sesera.

Déjate de comerte la olla, joder. Son sólo cuatro letras y una está medio repetida, solo que alguien le puso una tilde rara encima. No es una palabra muy original, aunque no se lo preguntes a la originalidad porque seguramente te mande a tomar por el culo. Dejad de buscar nombre a los días y empezad a vivirlos. Que con tanta letra se nos atragantan las horas.

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