Vivir.
Siempre elegiré vivir.
Atravesar cielos jamás explorados,
mientras las almas durmientes esperan
florecer arrastrando milagros invisibles.
Sonreír.
Siempre pintaré una sonrisa en aquellas
vidas que me queden por visitar.
Cuando los cauces del manantial me
deriven al amanecer temprano de tu
regazo.
Lucharé.
Hasta mi último aliento lucharé.
Hasta que ese ángel del demonio me
salude eternamente.
Hasta que tú me digas esa mañana
venidera que nos quedamos un ratito más.
Moriré.
Si es necesario moriré.
Moriré con las alas abiertas.
Con la soledad compañera de tantos
viajes.