Pensamientos de la marginalidad
de mi corazón impidieron la satisfacción
del ensueño.
Horas de arrepentimiento, dulzura y rencor
silenciaron el grillo
de la ternura.
El cuerpo cansado está, pero el alma
sigue estando viva como lava
ardiente en las llamas del deseo.
La espalda logró acomodarse y recostarse
en la suavidad de la cama de los encuentros,
mas solo pensé en la cavidad de mis sueños.