Islas que alojan a guardaparques y sus herramientas
Sin camino de entrada
Invisibles hasta súbito encontrar el altar protector
Aun allí llega la arenga desde el altavoz invisible
Que inquieta el alma en la era demagógica que campea
Y sólo encuentra solaz
En la sensación de que en la isla se preserva mejor el pasado
Y en el vértice del edificio lejano visto entre arbustos
De cuyos barandales oxidados renacen las risas de los primeros habitantes
Al punto cuando las sombras empiezan a invadir la pérgola
En anticipación a nubes estivales
Cuya blancura es más fuerte cuando anochece
Justo previo al atisbo de la luna que contiene el secreto
De por qué unos momentos se recuerdan más que otros
Y la victoria auténtica se da en retrospectiva