Siempre es difícil explicarle a un extranjero las costumbres propias de cada país, sus controversias y aquello que genera extensas conversaciones y discusiones, tanto en mesas familiares como en el exquisito submundo de las redes sociales y medios de comunicación. Como argentinos tenemos la dicha de tener cada dos por tres algún escándalo sociopolítico que nos conmueve, nos enoja, nos hace reflexionar o todo eso junto. Esto también se debe a lo pasionales que somos, a cómo nos enfervorizamos en defender a veces hasta lo más cuestionable, solo porque estamos comprometidos con una causa o movimiento. Este compromiso puede darse mediante la militancia, el fanatismo o el hecho de haber votado a un partido político y hacer todo lo posible por ignorar aquello que sea potencialmente decepcionante por parte de sus funcionarios.
Una de las últimas controversias fue la de unos cantos futboleros, pero no de la hinchada, sino de jugadores, que entre cierta complicidad e intimidad disfrazada en un vivo de Instagram, entonaron cantos racistas hacia los jugadores de Francia; entre ellos el que más destacó fue Enzo Fernández. Más allá de la letra repudiable por su contenido discriminador, lo más sorprendente es el hecho de haberlo transmitido en vivo. Nadie dijo: “che, no da”, hasta que fue demasiado tarde. Sabemos que los hombres y más los futbolistas efusivos en la intimidad después de un partido pueden decir cualquier cosa en el medio de tanta emoción, pero no necesariamente deben hacerlo público. Porque si hay algo peor que hacer este tipo de comentarios, es dejarlos en libertad para que todos los escuchen, opinen y se sientan, con toda la razón, ofendidos.
Después del hecho, Julio Garro, de la Subsecretaría de Deportes de la Nación, dijo que Lionel Messi y Claudio Tapia deberían pedir disculpas por los cánticos viralizados. La jugada le salió mal y el Gobierno anunció su despido. Luego, él dijo en X: “Lamento mucho si mi comentario ofendió a alguien, esa nunca fue mi intención, y por ello puse mi renuncia a disposición, aunque siempre voy a estar del otro lado de la discriminación en todas sus formas”. Pobre Garro, encima que quiso tener su tiempo de estelaridad siendo el abanderado de los derechos humanos, las razas y las minorías, le terminó saliendo el tiro por la culata y quedó despedido. Son esas cosas que por lógica pensás que van a salir bien, ¿en qué país ir en contra del racismo puede ser motivo de despido? Parece que en Argentina. Esto nos lleva a preguntarnos si no somos más racistas y discriminadores de lo que creemos, ya que naturalizamos el despido de un funcionario por decir algo lógico. Quizá debería haber apuntado hacia Enzo Fernández, no Lionel Messi ni Claudio Tapia, pero conociendo al gobierno, siento que los resultados hubiesen sido los mismos: Garro firmando su renuncia. Hay algo tajante en la forma en que el gobierno se relaciona con sus funcionarios, basta que expresen algo en lo que no están del todo de acuerdo para ser despedidos, como si en las filas de La Libertad Avanza hubiese ganas de plantear un pensamiento único, aséptico y multitudinario. Algo que se suponía que habíamos dejado atrás después de más de una década de populismo kirchnerista.
Por su parte, la vicepresidenta Victoria Villaruel publicó en X intempestivamente: “Argentina es un país soberano y libre. Nunca tuvimos colonias ni ciudadanos de segunda. Nunca le impusimos a nadie nuestra forma de vida. Pero tampoco vamos a tolerar que lo hagan con nosotros. Argentina se hizo con el sudor y el coraje de los indios, los europeos, los criollos y los negros como Remedios del Valle, el Sargento Cabral y Bernardo de Monteagudo. Ningún país colonialista nos va a amedrentar por una canción de cancha ni por decir las verdades que no se quieren admitir. Basta de simular indignación, hipócritas. Enzo yo te banco, Messi gracias por todo! ¡Argentinos siempre con la frente alta! ¡Viva la Argentinidad!”.
No hay palabras en el idioma español para explicar lo desubicada que fue esta publicación; hecha, también, de forma pasional e impulsiva. Parece como si Vicky no lo hubiese pensado muy bien y urge la necesidad de un community manager para que no pase por estos papelones. Papelones intencionados, pero papelones al fin. Más allá de la repercusión que tuvo esto en Francia y que según el presidente Milei en su entrevista con Alejandro Fantino dijo que “Kari lo arregló”, refiriéndose a su hermana, que pasó de vender tortas por Instagram a hacer relaciones internacionales, no deja de ser otra mancha internacional. “El jefe”, como él le dice, se ocupó de la situación hablando por media hora con el embajador francés Romain Nadal y le explicó que la publicación nefasta de la vicepresidenta no representan la postura del gobierno respecto a Francia. Una mancha que se suma a otra reciente, la de España con la esposa de Pedro Sánchez. Pero supongo que en el gobierno tienen la filosofía de qué le hace otra mancha más al tigre.
Luego de esto, Vicky no solo no eliminó la publicación, sino que la fijo para que resalte en su perfil de X. El presidente Milei, en la misma entrevista con Fantino, dijo: “Las cuestiones deportivas tienen que ir por el lado deportivo”, dándole clase a Villarruel, a la que según dicen ya trata de “bicho cruel”. Cuando pensábamos que Milei no podía dejar de sorprendernos con su vómito verborrágico hacia Lula da Silva o Pedro Sánchez, perjudicando las relaciones con Brasil y España, dejó ver una luz, esa misma luz al final del túnel de la que hablaba la olvidada Michetti: la reacción es clara, a Francia no se lo toca.
No podemos ser inocentes, a él no le molesta que Victoria mezcle problemas del deporte con la política, porque es algo que tranquilamente podría haber hecho él, sino que sea con Francia, parece que esa es la cuestión. Ya sabemos que el presidente tiene ciertas preferencias por países y como denigra a los líderes de uno, puede hasta actuar como una swiftie, una fan-girl con otros, como Estados Unidos y Donald Trump. Milei tiene previsto viajar a París la semana que viene para los Juegos Olímpicos y mantener una endulzada relación con Emmanuel Macron, después de este trago amargo que sirvió Vicky.
Milei también dijo: “no fue un tuit feliz”. Desde mi perspectiva, no solo no fue feliz porque avala la discriminación, tampoco lo es por lo desubicado. Milei debería preocuparse mucho por esto, pero no solo por la repercusión en las relaciones con Francia y Macron, sino también por la independencia en la que se regocija Villarruel cuando hace estas jugadas, como forma de diferenciarse, de aislarse y despegarse de su figura para resaltar ella. Al final, logra su cometido, que todos estemos hablando de ella. No es coincidencia que, casi al mismo tiempo, Vicky haya renunciado a sus cargos como secretaria general y presidenta del armado bonaerense del Partido Demócrata argentino, siendo ella su referente principal. Supuestamente lo hizo para correrse de las acusaciones que le hizo la Justicia Electoral al Partido Demócrata por no haber detallado los gastos y aportes de la campaña electoral del 2023. Pero, de nuevo, no somos inocentes, en la esfera política habita mucho lo no-dicho, lo oculto, y lo que parece ser por una cuestión, muchas veces es por otra. Cualquier justificación viene bien cuando querés desligarte de un partido, incluso aunque este te haya ayudado a ser vicepresidenta.
Por estas cuestiones me pregunto si esta rebeldía racial de la vicepresidenta no es más que otra chance para allanar su carrera y ambiciones personales, hasta una posible candidatura a presidente. Karina Milei no confía en ella, desde el comienzo del mandato cree que Vicky poco a poco va configurando su propio imperio. Por eso le sacó la oficina en Casa Rosada, las carteras Seguridad y Defensa y la aisló para que no pueda tener mayor incidencia en la gestión, dejándola solamente con su sillón en el Senado. No es casualidad que Vicky, implosionando esta rebeldía casi adolescente haya hecho desplantes como no presentarse al Pacto de Mayo en Tucumán, sin ninguna excusa, ni siquiera dijo que hacía frío, era muy tarde o que se tenía que levantar temprano. De esta manera fue imponiendo su propia agenda y haciendo otra acción bastante desubicada como dar un discurso que no le correspondía al realizar su votación para el desempate de la Ley Bases en una especie de simulacro de cadena nacional. Ni hablar de cómo calificó al presidente en una entrevista, “un pobre jamoncito” entre ella y Karina. El presidente Milei dijo, haciendo referencia a la vicepresidenta: “Tenemos diferencias, creo que eso es obvio y notorio, pero elegimos concentrarnos en las cosas que nos unen, que son muchísimas, más que en aquellas pocas en las que podamos no estar de acuerdo”. Esto se escucha como algo que diría un padre de su hija durante la pubertad. En el universo Milei todo es muy familiar y a la vez un poco horroroso: una vicepresidenta que actúa como hija rebelde y una hermana que actúa como mamá aleccionadora.
Volviendo a la publicación, ella resaltó que no se mostraba arrepentida y que lo que dijo es la verdad. Es interesante cómo Vicky empieza a hacer su propio manejo de la verdad, y la pregunta es: ¿Para ella es verdad que los futbolistas no son franceses solo por ser negros? ¿Es verdad que es normal burlarse del color de piel o identidad de una persona y hacerlo viral? No creo que sea coincidencia que este apoyo a Enzo Fernández que provocó disgusto en Francia sea justo una semana antes de que el presidente vea a Macron en Francia. ¿Y si Milei duerme con el enemigo? O mejor dicho, ¿y si tiene de hija a su enemigo? ¿El “bicho cruel” querrá convertirse en un monstruo lleno de tentáculos que obstaculicen la gobernabilidad de ahora en más para crear su propio camino? El tiempo lo dirá, mientras tanto, Vicky sigue adolesciendo.