El caso es que ninguna de nosotras desconocía la tajante prohibición de traspasar aquella puerta, pero como si algo nos impeliera más allá de aquel umbral que permanecía inviolable, sellado como un santuario, una malsana apetencia, una desazón velada teñía todas nuestras conversaciones de un tono conspirador y negaba lo casual de nuestros paseos cada vez más deliberados.
Yo fui la primera en arañar la cerradura, tímidamente, con una uña, fingiendo eliminar una mota. Pronto, las demás empezaron a mostrarse igual de atrevidas. En pocos días hacíamos cola para espiar tras la puerta. Nos acuclillábamos sin atención a nuestros modales y a nuestros copiosos vestidos y susurrábamos cada nuevo descubrimiento, con la voz agarrotada por la emoción y el corazón saliéndonos del pecho.
Era natural que llegara el día en que tuvimos que abrir la puerta, no había vuelta atrás en nuestra curiosidad. Por acuerdo unánime se me designó para abrirla, cosa que me dispuse a hacer no sin cierto nerviosismo mezclado con un vago rumor en el espinazo que sólo podría definir como predestinación. Puse mi mano sobre el pomo dispuesta a girarlo, mi mano azul y muerta que dedo a dedo queda convertida en polvo al intentar asir el latón, que ahora gira y gira y da paso a esta dorada belleza que grita en el preciso instante en que me derrumbo y pienso que no es la primera vez, y desde luego no es la última tras tantos años, que huelo el mar y la luz y unos pasos furiosos se apresuran por los corredores.
Pedro Alcarria Viera (Barcelona, 1975) es escritor, traductor y guionista radiofónico, fotógrafo para publicaciones científicas en el campo de la historia del arte, colaborador en la radio pública de mi país y poeta con los siguientes títulos publicados: El dios de las cosas tal y como deberían ser (ArtGerust 2015, Barcelona) y Camada (Ediciones Vitruvio 2021, Madrid) además de coautor de la plaquette Damnatio Memoriae. También ha publicado en revistas como Letralia, tActe Barcelona, Almiar, Herederos del Kaos, Casapaís o Taller Igitur. Es creador del blog Cocinando chacales.