Vamos a ver.
Sois la flor y nata de la desidia.
Sois hijos de la contradicción y la propaganda.
Os han educado con filosofías de 30 segundos
y os han alimentado con incunables ilícitos
y dóciles clásicos de ochocientas páginas.
¿Qué vais a encontrar en esta vida
sino amargura y frustración?
Ahora venís a visitarme a mi celda
a exponerme vuestro plan de fuga
Y os enojáis porque yo no trato de deteneros.
¿Por qué habría de hacerlo? ¿Quién soy yo
para quitaros la ilusión de la lucha?
Huid si queréis.
Levantaos y quitaos los sambenitos…
Sois libres.
Nadie va a cerraros el paso
más que vosotros mismos…
El mundo exterior es lóbrego y frío.
Una vez allí todos seréis iguales.
así que no temáis por vuestro pasado.
Empezad otra vida.
No dudéis en cambiar vuestro aspecto.
Convertiros en carpinteros o marqueses.
Escribid informes, haced crucigramas.
Incluso podéis permitiros el lujo
de jugar de tanto en tanto a la poesía.
(Os confieso que yo, algunas veces, aún me levanto de la cama
y camino por las calles como un zombi.)
Pero hacedlo siempre en la intimidad.
Los vicios dejan de ser placenteros
cuando se ejercen en público.
¿Qué más queréis que os diga?
Sólo os puedo dar un consejo.
Pase lo que pase, y por muy ingrata
que os parezca, nunca desdeñéis tarea alguna.
Morir es más desagradable
y habrá que hacerlo algún día.