Los he decepcionado, lo sé,
y lamento no ser el heredero que deseaban
en la consigna de su amor fructífero.
Quizá el furor de sus deseos rencorosos
me hizo así, un ser que solo lucha
con el exterior
para recibir un poco de afecto.
Lo siento, padres,
siento no ser el trabajador
vehemente de sus sueños,
pues la vida no me dio
a escoger si estar
o simplemente ser alguien
en el olvido
como el pelaje de un animal al aire
de la frecuencia de este árbol
llamado vida.
No les exijo nada,
solo les ruego compasión
y perdón por mi manera de ser.
A veces me alimento del arte
y puedo gritar lo que siento,
pero otras veces solo veo al gato
de mis fantasías
en mi ventana y le platico los daños inmorales
que ustedes me causan.
Los amo, pero me la pasaré adentrándome
en el árbol, tratando de ser
un mejor ser con el exterior.
¡Qué mejor que él para corromperme!
Pero si no lo hiciera,
¿estaría viviendo en los datos divinos?