Cuando más necesita ganarse, México ha perdido a uno de sus máximos exponentes, a un mexicano en plenitud de palabra y obra.
La ida de Ignacio López Tarso es sin fin y su luz no se reparará por más que nuevas estrellas enciendan el claro de la noche.
Nacho, fiel actor del teatro, representante de la cara, del cine y de la comedia mexicana.
Nacho, tuyo el ser y el no ser lo que somos, lo que será, lo que no fue pero es y seguirá siendo, sublime compositor, acción, acto, vocación, boca, terrible manera del hombre.
Nacho, mexicano excelso, tú, lo que tu representaste, el lejano dibujo del tiempo ido, como tú, ahora que ya eres noche y viento.
Nacho, no te vas, no nos dejas, México, al que tanto amaste, te lleva en el arca de los nobles, como a los poetas y los que en tú nombre son precisos y preciosos.
Adiós, poeta de cuerpo entero, Nacho López Tarso, acto del tiempo…