Tropecé esta semana con tres proyectos alejados del foco hollywoodense, disponibles en sistemas por streaming: una película y dos documentales. Ninguna presume ser nueva, como tal: la primera fue recién incluida al catálogo de Amazon Prime, la segunda es una obra sobre la cual se habló bastante durante 2020 y sería pertinente volver a ella una y otra vez, mientras que la tercera arribó al cine hace dos años pero ahora es recuperada por Netflix.
- Muertos de risa (Álex de la Iglesia, 1999)
Amazon recupera una gema perdida en la filmografía de Álex de la Iglesia. Es bastante evidente la química que tienen en pantalla Santiago Segura (que sigue siéndome un actor cuyos personajes son eminentemente idénticos, pero del cual veo muy complicado llegar a cansarme) y El Gran Wyoming. Muertos de risa es una comedia negra sobre una pareja de humoristas que no tiene creatividad alguna para hacer reír al público (ellos, de menos, lo aceptan), pero de algo han de vivir; la solución obvia termina siendo basar el número en el slapstick, la cachetada. Y todo marcha bien (uno se acuerda, incluso, de Roberto Gómez Bolaños y sus Cacos, aunque Segura acabe siendo mucho más simpático) hasta que uno de ellos se harta de ser quien reciba siempre el golpe. La avalancha de envidia, odio, venganzas, resentimiento y desprecio arranca con la evidente frase: ¿y si ahora te pego yo? Una vez ahí no hay vuelta atrás. Como en la mayoría de las películas de Álex de la Iglesia, el tercer acto rebota por las paredes en una ida de olla satírica, bizarra y, en mi muy humilde opinión, magnífica. El final de la película lo conocemos desde el principio, pero la última escena es preciosa. Un acto que envuelve la hora y media previa: se querían matar, pero se querían. Puede verse en Prime Video.
- Las tres muertes de Marisela Escobedo (Carlos Pérez Osorio, 2020)
Lo más sensato sería instar, a quien lea esto, a que lo vea. Rubí, hija de Marisela Escobedo, fue asesinada por su entonces pareja, quien a su vez fue liberado. Marisela comienza entonces una serie de protestas buscando justicia, ante la mirada indiferente tanto del gobierno del estado de Chihuahua como, también, del entonces presidente Felipe Calderón. Son dos horas desgarradoras. Véanlo, e indígnense. Véanlo y tengan cara para luego decir que pintarrajear monumentos, edificios o estaciones de metrobús “no son las formas”. Véanlo y cuéntenme, entonces, cuál es la forma. Véanlo y sepan en qué país viven. Véanlo y comprendan que Marisela y Rubí son también miles de mujeres más violentadas, atacadas y asesinadas. Como dice Alonso Díaz de la Vega: no es necesario ver muchas películas, sino pensar las que se ven. Vean y reflexionen sobre ésta. Hace mucha falta. Puede (y debe) verse en Netflix.
- Familia de Medianoche (Luke Lorentzen, 2019)
Tuve una profesora de cine en la universidad cuya primera frase fue: espero que después de estos tres meses vean más documentales. Todos en aquel salón torcimos la boca: teníamos la idea del documental como un producto aburrido y solemne. Dicho eso, Familia de Medianoche es todo lo contrario, y es probablemente el mejor documental mexicano que haya visto. La película arranca con un dato demoledor: la Ciudad de México, de nueve millones de habitantes, cuenta con solamente cuarentaicinco ambulancias públicas. Las demás pertenecen a hospitales privados o son, como la de la familia que retrata el documental, independientes. Hay bastantes aciertos en el documental: consigue mostrar la intimidad de los paramédicos con los heridos sin caer en el morbo, narra el drama familiar de manera bastante natural (la negativa del más joven a ir a la escuela, en conjunto con los reclamos del hermano mayor; la relación del hermano mayor con su novia por teléfono, la cual parece servirle como desahogo; la tendencia de los hijos a regañar al padre; y la elección de escenas entre tres años de rodaje que parecerían poco trascendentes pero encapsulan en ellas todo el vínculo familiar, como aquella donde cenan atún en el Seven Eleven). Familia de Medianoche es un logro narrativo: pareciera, por momentos, el mejor thriller grabado en últimas fechas por las calles de México. No tiene desperdicio. Puede verse en Netflix.
Una respuesta en “Babosada y media sobre cine (III)”
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