Es que la jaula es siempre
la misma,
las prisiones tienen esa
cualidad
de parecerse entre sí.
Cuando el sol
se cuela entre el metal,
cabe la huida,
el viento invita a un escape
imaginario
donde no existe
cal ni arena,
los prisioneros salen
caminando por la puerta
principal.
Poco antes de la
llegada nocturna;
después vuelven,
en la oscuridad
abundan los barrotes.