Te mataron.
¡Maldita sea!
¡Maldito sea tu asesino!
Te arrebataron tus sueños.
Y los míos.
Los nuestros nuestros también.
Siete puñaladas
Una por cada día de la semana
Te hubiera entregado mi sangre para salvarte
Pero llegué tarde
¡Maldita sea!
¡Malditas sean todas las muertes injustas!
¡Ojalá encuentres alivio a tu fatiga!
La que aquí no te dejaron buscar.
Te quiero para siempre.
Ya que no es conmigo,
¡Sé feliz allá adonde vayas a parar!
Allá a donde yo jamás podré alcanzar.