literatura latinoamericana,
dice el anuncio del estante
que guarda en sus bloques
rencores,
sutilezas,
motivos suficientes,
poetas arrebatados,
poetas que enseñan a desear,
sueños,
una lista larga
de versos
y prosa
que dicen ser lo mejor que se ha escrito últimamente,
que dicen que no hay nada más igual
en los últimos veinte años,
que es lo más parecido a un nuevo movimiento legitimado por la calidad de quienes lo conforman
y así más
trabalenguas ostentosos
de enunciados que va vaciando el tiempo
y eso es únicamente
publicidad engañosa,
patrañas industriales
ruidos de fondo que oscurecen una realidad que camina a tientas
sin sustento fijo
porque la realidad es otra muy distinta
porque en realidad la mesa,
ese estante de novedades que se regocija en pulcritud genialidad brillo
no tiene nada
pues al abrir el libro aquel
de la fajilla escrita por un autor reconocido
sólo hay páginas en blanco
y una semblanza que antepone la otredad
antes que el propio origen y una escritura honesta