El segundo rostro de Rorschach

Para Capri

Te ocultas, tenue en las bibliotecas

que no visito,

tras el resguardo de lo que ignoro,

habitas en los balcones donde aún 

no me recuesto a esperar el sol

y aunque no puedo reconocer

un rostro no visto,

el tiempo no me aleja de ti,

del tan seguro vacío que me ha dado 

el tiento de tus besos 

posados sobre el corazón. 

Las incontables cicatrices vestidas de gala 

que tientan mi figura 

no importan cuando el fresno de tu mirada 

me grita los secretos de un dolor ausente, porque cuando me miras, 

el perdón existe del lado de las mariposas,

en una primavera donde solo brotan 

jazmines. 

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