Audaz
el santiaguino
que resiste la presión
de las bocinas
el tubo de escape
y las ideas suicidas
que terminan siempre
en hora punta.
Audaz
el santiaguino
que soporta el sol
y sus invitaciones
a gritarle al cemento
por un poco de sombra.
Audaz
el santiaguino
que soporta
la idea de existir
en pleno siglo
sin más vida
que una silla
y una pared gris.