Cuahuitl

Termina el ritual, me despego de ti lentamente, sigo igual, aparentemente… Y voy por ahí, buscando algo que se le parezca.

Rodeo con mis brazos aquella corteza que parece viva. Lo está. Una especie de piel que respira. Levanto la cabeza y encuentro texturas que no puedo tocar porque están muy arriba de mi coronilla. Inalcanzables y al mismo tiempo las absorbo. Una sensación ambigua. Me llena de energía; una que me transmite algunos secretos. ¿Cuántos años llevas ahí? ¿Y yo cuánto tiempo llevo pegada a ti? Ni un parpadeo en cuestión de lapso de tiempo para ti.

Te siento y me sientes, supongo. Tengo una idea vaga de lo que puedes llegar a sentir. No soy tú, nunca lograré ser tú. Fuerte, estable, con raíces firmes. Eso a primera impresión. ¿Y en la segunda? Genuino. ¿Y en la milésima? No te comprendo. Termina el ritual, me despego de ti lentamente, sigo igual, aparentemente… porque ahora tengo algo compartido dentro de mí, algunas respuestas que nunca entenderé porque jamás formulé las preguntas. Y voy por ahí, buscando algo que se le parezca.

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