Las luces

Le debo esta sonrisa a las luces 
del estadio Hiram Bithorn en Hato Rey,
que puedo ver ahora desde mi ventana 
y bajo las cuales nunca me paré a soñar 
jugar en las mayores, pero sí que me recuerdo 
caminando del otro lado de la verja 
del jardín central, agarrado de manos 
con mi mejor amigo. Nos habíamos prometido
que cada cual se imaginaría paseando 
con la chica más linda de salón-hogar. 

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