Nos abrazamos tan fuerte
que el cielo vació de estrellas la noche.
Yo
que siempre había sido el perfecto
imperfecto
el caminante errante
que había mirado a lo alto
para acariciarlo
porque era imposible de surcar.
Y no
porque no tuviera alas
las habría robado
si hubiera sido necesario
para volar contigo
tan solo contigo.
Yo
que acaricio cada nuevo día
porque el mañana me da miedo
porque me alejo del ayer
porque pasando hoy
el resto es mentira.
Yo
que susurro al viento
para que me hable de tus deseos
para saber qué me cuenta de tus sueños
para saber
si yo
estoy en ellos.
Yo
que necesito de tu alma desnuda
para vestir mis sentimientos de agua
y respirar en tu río de vida.
Te necesito en mis madrugadas
encendidas
sin fuego ninguno
sin llamas latentes
con la mirada presente en el umbral de la
vida.
Papel mojado que mi alma arrulla
meciendo la noche
acuño tus sueños
habito tu sonrisa despierta
bajo este techo de estrellas
sobre una manta de flores.
Nos abrazamos tan fuerte
que yo
cada día
espero tu llegada
vestida de ahora
porque luego
será muy tarde.