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Religarnos: un ensayo distópico y esperanzador

Religarnos. Más allá del monopolio de la religión de Elías González Gómez (Editorial Kairós, 2023) es un ensayo de muy largo aliento que, desde la Filosofía y Sociología, hace una revisión exhaustiva sobre el papel que las Instituciones Patriarcales (Iglesia, Estado y Empresas) han jugado en la configuración del mundo en el que habitamos.

I

Hay voces que aseguran que las actuales generaciones son las más informadas y eso les permitirá tomar mejores decisiones.

Nada más falso que eso y para muestra: el mundo girando al conservadurismo ideológico.

Somos una sociedad sobre informada, saturada de datos que van evolucionando o cambiando minuto a minuto. 

Esa sobrecarga informativa no es otra cosa que ruido.

Y es un fenómeno que pasa en todos los ámbitos: se imprimen demasiados libros lo que impide que lleguen a los lectores adecuados, pues cada 3 meses los estantes de novedades van cambiando; existe una cantidad diversa de aplicaciones de streaming que compiten por la atención del espectador y un largo etcétera.

Tiempos de inmediatez y harto consumismo.

Tiempos de buscar/necesitar resultados pronto y expeditos, pues no hay tiempo para la espera o la contemplación ni el ocio.

II

La famosa pandemia del Covid-19 fue un parteaguas para muchos.

A la mayoría, siento y pienso, les generó cambios de forma inconsciente y les sembró demasiados miedos/inseguridades o simplemente salieron a relucir derivado de un encierro involuntario que era bombardeado con la sensación de que la humanidad se iba a extinguir.  

A mí me generó una necesidad de reconectar con los temas religiosos, pero desde otras perspectivas; y así es como me llegó el Tarot. Necesitaba respuestas, pues nada de lo que conocía me las daba e, incluso, comencé a sentir una extraña desconexión con la literatura de ficción.

Tomé distancia de la literatura de ficción y junto el Tarot le di oportunidad a esos libros que la intelectualidad me invitaba a rechazar: la espiritualidad (a veces denigrada a superación personal), las narraciones de vivencia/nacimiento espiritual o místico, los textos de corte esotérico, mágico y un largo etcétera. 

Virtud o defecto, cuando algo me atrae suelo obsesionarme abriendo la puerta a una posibilidad: el riesgo de que la saturación me termine alejando. 

Afortunadamente, este nadar en las aguas místicas-espirituales-esotéricas me sigue invitando a navegar mar adentro.

III

La vida, presente, pareciera regirse por algoritmos: cuando te adentras tanto en un tema, de pronto, te bombardea con contenidos similares y se corre el riesgo de enfrentarse a una sobrecarga informativa que impide reconocer los procesos fidedignos y naturales de los “artificiales” o “lo de la moda”.

Esta posibilidad me invitó a cuestionar si mi andar por estas aguas místicas era correcto o debía abandonar la ruta.

IV

El 2023 y 2024 fueron complejos para mí, años donde los cambios bruscos, las ausencias humanas y las perdidas personales fueron una constante.

Las lecturas místicas-espirituales-esotéricas fueron lugar seguro, pero también me invitaron a transitar lento, pausado; justo como este tipo de conocimientos lo requiere.

Pero sin duda, hay un libro que me costó demasiado y varias veces tuve la tentación de abandonarlo: Religarnos. Más allá del monopolio de la religión de Elías González Gómez (Editorial Kairós, 2023).

V

Religarnos. Más allá del monopolio de la religión de Elías González Gómez (Editorial Kairós, 2023) es un ensayo de muy largo aliento que, desde la Filosofía y Sociología, hace una revisión exhaustiva sobre el papel que las Instituciones Patriarcales (Iglesia, Estado y Empresas) han jugado en la configuración del mundo en el que habitamos.

Este ensayo se divide en cinco partes, las cuales explicaré de forma muy breve para ofrecer un poco de luz sobre lo maravillosa y compleja que es su lectura. Un repaso que busca ser una guía para adentrarse al libro.

La primera parte se ocupa en explicar qué significa la Artificialeza, pues será el concepto que sirve de sostén a lo largo del libro. Para Elías González la Artificialeza -para explicarlo de forma más sencilla- es, en forma negativa, lo que el Rey Midas a las cosas: cuando una actividad o una práctica es tocada por la Artificialeza se vacia de sentido, de fondo y sólo deja es puro cascarón. La segunda parte ofrece un análisis muy detallado sobre aquellas Instituciones (Estado, Iglesia y Empresas) que han construido este mundo capitalista, patriarcal y monopolizado, y como éstas se apoyan las unas a las otras para generarnos un mundo configurado por necesidades y carencias de: Comida, Salud, Casa y Bienestar social y espiritual que sólo pueden ser cubiertas por el Estado, la Iglesia y las Empresas: la Institucionalización/burocratización de la existencia.

Las dos primeras partes son una invitación a entender y romper con las estructuras que nos “definen”, tal y como lo propone Nietzsche en todo su aparato filosófico, especialmente pienso en: Así habló Zaratustra y El Crepúsculo de los ídolos.

La tercera parte es una suerte de inventario de las herramientas que, realmente, conforman y/o definen las verdaderas necesidades de todo ser humano: Aprendizaje, Salud, Comida, Casa, Saberes ancestrales, Sentido de Ser, Autonomía, Existencia en comunidad y Libertad. La cuarta parte hace un repaso sobre las salidas-alternativas que la humanidad ha buscado: las prácticas místicas/espirituales. Las cuales son maravillosas, pero advierte un peligro: cuando uno recurre a estas prácticas desde la individualidad, sin profundizar y en modo o forma consumista: como para llenar un vacío sin entender el por qué o para qué; se puede estar ante un estado de Artificialeza. 

Dicho esto, la tercera y cuarta parte hablan de las herramientas que se necesitan para construir un mundo con nuevas y mejores narrativas, pero advierte del peligro de repetir patrones. Entonces, sugiere que la única forma para acceder a un mundo más espiritual es: dejándose conquistar por el mundo mistérico: rompiendo las cadenas para lograr encontrar la esencia de cada uno y, entendiendo que la mejor manera de vivir es haciéndolo en comunidad.

La quinta y última parte profundiza sobre el término de Religar. Y la mejor forma de explicarlo es con una breve descripción sobre la última escena de la película: Los hijos del hombre (2007) de Alfonso Cuarón:

“Theo deberá escapar de su zona de confort, deberá huir de una dictadura del presente que solo le vende miedo y placer, deberá atravesar la tragedia de los campos de refugiados y sumergirse en la incertidumbre de un mar neblinoso.

Él solo llega hasta allí. Muere en la incertidumbre, a la deriva. Pero algo lo ha arrastrado hacia adelante, algo lo ha llevado hasta ese punto.

Y ese algo es la esperanza.

En un último acto de esperanza (que no de fe) se deja morir, animando a Kee (que ya ha dado a luz a una niña) a continuar por su cuenta… Y un instante después, de entre la bruma de la incertidumbre emerge el «futuro», el barco en el que navega «Proyecto Humano».”

Alfonso Cuarón -en la versión del DVD- incluyó un documental llamado: La posibilidad de esperanza; donde Slavoj Žižek se refiere a la última escena de esta manera:

“Lo que me gusta es que la solución sea el bote. ¿Cuál es la definición del bote? Es que no tiene raíces, es sin raíces, flota alrededor. Esa es la solución. Debemos realmente aceptar que no tenemos raíces. Este es, para mí, el significado de esta maravillosa metáfora: BOTE, el bote es la solución. Bote, en el sentido de que tú aceptas el sin raíces. Flotar libremente. No puedes depender de nada. No es un retorno a la tierra. Renovar significa que tú cortas tus raíces.” 

Para religar es necesario cortar con todo aquello que nos enseñaron que debe/tiene que Ser uno y retornar, en este sentido, a lo primigenio. Dicho de otra forma, lo que Elías González Gómez define, en este ensayo, como: verbalizar los sustantivos, darles vida y sentido. Y recuerda que la mejor forma es hacerlo en comunidad.

De las sugerencias que Elías González propone para verbalizar el religarnos, voy a citar fragmentos de dos propuestas que me gustaron y con las que actualmente siento amplia empatía y/o identificación:

  • El caminar de los pueblos: “En América Latina, la sabiduría de los pueblos (…) continúa latente (…) La lucha en defensa de los territorios y su cuidado representan para los pueblos cuyas espiritualidades están basadas en los lugares que habitan una lucha espiritual lo mismo que política y cultural. Las distintas ceremonias de agradecimiento a la Madre Tierra, ofrendes a las ancestralidades y celebraciones colectivas que festejan la vida en las cosechas, nuevos nacimientos e incluso en la muerte forman parte de un esfuerzo sostenido durante generaciones por no dejar que se les imponga un modo de vida extranjero y opuesto a lo suyo. La dimensión espiritual no está aparte de las demás, sino en la base.

En la Tarahumara se ora con los pies mediante la danza que también es fiesta, resistencia y organización. El pueblo wixarika peregrina año con año para recoger el hikuri o peyote, el cual dinamiza la vida comunitaria, la sabiduría de los abuelos y abuelas y el cuidado de sus bosques, lagos e infancias (…). Para las comunidades, este tipo de elementos no corresponden a algo así como «lo religioso», una dimensión aparte de la vida. Estos elementos son la vida misma y su cuidado. La espiritualidad gira en torno a ello, a la relacionalidad comunitaria en un sentido amplio, entre todos los miembros de la comunidad que no se reducen a los humanos, sino que se contempla también todo el resto de las relaciones con bosques, animales, montañas, espíritus y la misteriosidad que los habita e interconecta a todos los seres entre ellos, con todo y Todo (…). Mantienen viva su religación intrínseca con la Vida y su Misterio en los actos cotidianos que los conforman.”

  • Amistad espiritual: “Pero ¿cómo vivir esta gratitud del donde que significa la relación, el religarnos concreto con la vida? Para Illich, la clave se encontraba en la amistad: «Los amigos, los amigos… la gratuidad, solo eso, por el gusto de hacerlo, porque te da la gana…» Esta amistad de la que hablaba Illich implica una ascesis (…). Los nuevos grupos espirituales, aquellos que realmente son una alternativa a la religión y no una religión alternativa, no se conglomeran a partir de adherencias institucionales o fidelidades jerárquicas. Lo hacen a través del cariño y de la amistad, que son los pegamentos que mantienen viva la flama del grupo. Pueden o no compartir una misma tradición, pero, si lo hacen, no conforman una religión de integrantes anónimos, sino un grupo de amigos y amigas que se cuidan y se conocen. Se reúnen por el gusto de hacerlo, para compartir la vida y mantenerla de forma colectiva, para sostenerse y profundizar en una apertura cada vez mayor ante «Aquello» que nos trasciende e integra (…). La amistad espiritual nos libera finalmente de las afiliaciones religiosas provenientes de los monopolios radicales. Este no es un llamado a que todo el mundo abandone sus iglesias o religiones, sino a que dejemos de vivirlas pasivamente recibiendo «bienes sagrados» de su parte y comencemos a tejernos en amistad, cuidado y cariño. En la calle, en el barrio, en la comunidad, están naciendo estas nuevas formas de relacionarnos espiritualmente (…). No operan según líderes ni identidades, sino que se cohesionan a través de la amistad compartida y la recuperación de la potencia personal y colectiva para vivir una espiritualidad o vida místicas plenas y situadas. De esta manera, una revolución espiritual y silenciosa -si verdaderamente es espiritual, no podría ser de otra forma- va transformando, cual levadura, el corazón de las personas y pueblos.”

VI

Debo decir que en muchas líneas este libro me generó enojo, frustración y desilusión. 

Comencé a sentir que estaba dando pasos en falso -en cuanto a mi sendero espiritual- y lo mejor era desistir mi andar por las aguas místicas, trepar en mi balsa y cambiar de aguas.

Empero, una vocecita interior me insistía en terminar el libro y me invitaba a no emitir opinión alguna hasta llegar al punto final. 

Llegué a la meta y considero haber salido bien librado.

Al final de cuentas, este ensayo, aunque distópico, es también esperanzador. Y bien podría ser una prueba para comprobar que tan afianzada y auténtica es nuestra búsqueda espiritual. 

Por Fredo Godínez

Gestor cultural, poeta y tarotista. Lector empedernido y apasionado por el Esoterismo y el mundo simbólico. Reseñista de libros y teatro.