El pasado sábado fui a la marcha del orgullo LGBT+ 2019, a tomar fotografías, con la finalidad de documentar profesional y personalmente uno de los eventos en el que más participa la gente, haciendo visible lo que muchos señalan o prefieren ignorar, pero que ahí está (¡nos está sucediendo!), buscando abrirse camino en un escenario mucho más social que político.
La marcha, más allá de invitarnos a luchar por los derechos o celebrar lo que hasta ahora se ha logrado, nos invita a hacer una reflexión sobre la libertad y el respeto, y se convierte en un espejo sobre lo que queremos ser o sobre lo que no queremos ver.
41 años de lucha por los derechos de la comunidad parecen en vano, cuando aún se pueden escuchar y leer comentarios homofóbicos, en los que sólo percibo desinformación, ignorancia, ira y frustración mal enfocada.
Con esto, tampoco justifico ni aplaudo a quiénes acuden a la marcha y no representan a la comunidad ni la esencia del movimiento. Hay muchas personas que han distorsionado el concepto de ‘libertad’, y hacen un mal uso de él, desde el momento en que transgreden los derechos de los demás o los ponen en peligro; ¿pero en dónde están las autoridades cuando alguien está violando las leyes, cuando prenden fuego o cuando están vendiendo alcohol, incluso a menores?
¿Resistencia? ¿Oposición? ¿Prender fuego para que volteen a vernos? No necesitamos más violencia, lo que necesitamos es educación.
Tristemente, la raíz de la homofobia es el machismo tan arraigado que tenemos en nuestra sociedad, y de ahí se deslindan muchos otros problemas que terminan en decesos trágicos; desde el suicidio hasta los feminicidios y transfeminicidios, de los que nadie habla, porque nadie pregunta por lo que prefiere ignorar, pero ¡ya basta de tanto crimen de odio!
Es imperativo hacer visibles todas estas muertes, y no propagar más mensajes llenos de rechazo. Cada quién su vida y su cuerpo. Cada quién su causa y su proceso.
Ojalá algún día dejemos de juzgar lo que no entendemos y seamos congruentes, empezando por aceptarnos a nosotros mismos. Hay tanta exigencia social sobre lo que debería de ser, que se nos olvida SER.
No importa si somos heterosexuales, lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, travestis, intersexuales, queers, pansexuales, asexuales; al final, no pasa nada cuando rompemos las expectativas que tienen los demás sobre nosotros. Siempre habrá alguien que nos acepte y nos ame como somos.
Celebremos el AMOR LIBRE con todos los sentidos, con todos los colores y absolutamente con todas sus formas.
Aprendamos más sobre la identidad sexual, y promovamos el respeto y la libertad.