Por todo lo que somos sin saberlo.
Tener morada
en todo lo que fluye,
hogar definitivo
en las huellas perdidas.
Patria es el desamparo
y hogar son las pavesas
que al fin se apagan.
Hacer refugio
del éxodo y el límite,
ser siempre Sefarad,
llegar en la frontera
de lo perdido
a esa parte de ti
que tú más eras.
Felices los que beben
un vino de alegría
con posos de nostalgia.
Felices los sin tierra,
pues hunden sus raíces,
del aire, en lo más puro.