Tayikistán es un país ubicado en Asia Central que limita con Afganistán al sur, China al este, Kirguistán al norte y Uzbekistán al oeste. Después de su independencia de la Unión Soviética en 1991, se enfrentó a dificultades económicas exacerbadas por una guerra civil que duró de 1992 a 1997. Desde entonces, su economía depende en gran medida de las remesas que sus ciudadanos envían desde el extranjero las cuales corresponden alrededor del 34% del PIB. El desempleo, las condiciones climáticas extremas y la situación de aislamiento son factores que influyen en la expulsión de la población local en busca de oportunidades en el extranjero. Aunque las remesas contribuyen a mejorar las condiciones de las familias tayikas, su dependencia ha impactado la reconfiguración de la estructura social.
La historia de las remesas está vinculada con su economía y la diáspora tayika que se estableció principalmente en Rusia. En Tayikistán, un gran porcentaje de las familias dependen económicamente de las remesas, por lo que se obliga a algunos familiares a enviar estas partidas económicas para la subsistencia de los integrantes que se quedan en el país de origen. La necesidad obliga principalmente a los hombres a emigrar para ganar dinero en trabajos relacionados con la construcción, mientras que las mujeres se quedan en casa a cuidar de los hijos y el ganado. Se estima que más del 50% de la población masculina tayika ha emigrado al extranjero en donde lo trabajadores migrantes en Rusia ganan en promedio 500 dólares al mes, lo que significa hasta siete veces más que el mejor salario en Tayikistán.
Como consecuencia de esta migración, se constituyó una reconfiguración social en los hogares. Debido a que la mayoría de los hombres emigran, las mujeres deben realizar trabajos y oficios previamente asignados a los hombres, como la construcción de casas. Con el tiempo y ante la falta de hombres, la estructura de la comunidad se ha convertido en un matriarcado. Tayikistán es un claro ejemplo de cómo las remesas impactan en las conductas y pautas familiares de las sociedades receptoras. No obstante, esta nueva dinámica conlleva costos económicos y sociales entre los cuales destacan la separación familiar y el hecho de que los niños crezcan sin una figura paterna. Asimismo, los integrantes que permanecen en la sociedad de origen viven constantemente preocupados por el bienestar de sus familiares en el extranjero debido a los factores de vulnerabilidad de ser migrante, como las precarias condiciones de trabajo y discriminación institucional.
En los últimos años, gobiernos y organismos internacionales dedican una especial atención a las remesas como instrumento que podría contribuir a la reducción de la pobreza y al desarrollo de los países. Sin embargo, el impacto de las remesas depende de cómo ellas se incorporan a la estructura económica de cada sociedad. En el caso de Tayikistán, las conductas y pautas familiares exigen a los migrantes el envío de dinero para evitar que sus economías locales se estanquen. Además, factores culturales y sociales motivan este fenómeno migratorio ya que los rusos y tayikos han compartido una historia y lenguaje en común. Estos factores han fortalecido las redes de migrantes y han sentados las bases para las siguientes generaciones de migrantes. Las redes de apoyo migrante incrementan la posibilidad del flujo internacional al disminuir los costos y riesgos del desplazamiento e incrementan los beneficios económicos deseados de la migración.
El comportamiento de las remesas en Tayikistán es próximo al de un tipo de transferencia salarial que contribuye a compensar los efectos negativos que las crisis recurrentes provocan sobre las economías familiares. Su impacto en el desarrollo es difícil de analizar dado que el recibimiento de las remesas se da en un ambiente macroeconómico desfavorable que limita y restringe sus impactos reales, más allá de la supervivencia de las familias que las reciben. Las remesas podrán contribuir a mejorar el nivel de vida de los hogares receptores, pero están muy lejos representar una estrategia que permita resolver los problemas estructurales que perpetúan la pobreza. En este sentido, es importante promover la diversificación económica para reducir la dependencia de las remesas y garantizar una mayor estabilidad económica a largo plazo debido a que, cuando se genera dependencia de ellas, tienden a convertirse en vicios.