La arquitectura poética de un Rey

Quise realizar este homenaje para aquel gobernante texcocano que, curiosamente, también era poeta.
Por: Zianya Junco

Apenas llevo leído la mitad de Azteca de Gary Jennings, libro-razón por la cual mis padres me llamaron Zianya, y gracias a esa obra encontré un personaje conocido… pero no tan reconocido para nuestra población mexicana: El Rey Nezahualcóyotl.
Desafortunadamente, su nombre e imagen sólo destacan en la Moneda Nacional y en cierta región perteneciente al Estado de México; sin embargo, quise realizar este homenaje (que originalmente tenía pensado para reconocidos poetas mexicanos), para aquel gobernante texcocano que, curiosamente, también era poeta.
Nezahualcóyotl utilizó la poesía para plasmar y documentar su vida. En ciertos versos externaba filosofía sobre la vida, su respeto por una deidad superior, el amor por la naturaleza, la dualidad entre la vida y la muerte, e inclusive, el miedo que sintió durante la persecución que vivió después del asesinato de su padre.

…¿Cuál es mi destino?,

yo soy

menesteroso,

mi corazón padece…

Imagino aquel periodo pos-clásico Mesoamericano lleno de valles verdes, rodeado del imperioso Lago de Texcoco, ríos y aromáticas flores, al pie de los volcanes donde nació hace más de 600 años un descendiente de los Toltecas con sangre noble. Privilegiado de educación, riqueza en oro, obsidiana, jade y atuendos confeccionados con finas telas ornamentadas con plumas de Quetzal aromatizadas de copal, que se convertiría en un admirado gobernante.
Su inteligencia, educación y la injusticia vivida durante su adolescencia, lo convirtieron en uno de los monarcas más admirados de su época. Fue un guerrero-estratega capaz de formar un ejército victorioso con los mejores aliados para planear la venganza de su padre. Implementó un sistema jurídico avanzado que contaba con juzgados y tribunales de apelación, en el que eran sometidos nobles y plebeyos. Su creencia en la justicia era tan pulcra que sometió a uno de sus hijos, donde el resultado fue su ejecución.
Lo imagino caminando erguido, con sus plumajes en su palacio, bajo la bóveda celeste pensando en versos, y explotando sus dotes de urbanista para crear los más bellos jardines; también para alimentar al ingeniero interno e idear una de las redes hidráulicas de abastecimiento de agua dulce más importantes de aquel tiempo.
Para mí, ha sido el gobernante mexicano que pudo cumplir con el balance entre la justicia, belleza arquitectónica, estabilidad en la población, planeación urbana, implementación cultural, y procuró trascender más allá de su alto rango y poderío con sensibilidad espiritual.

Un recuerdo que dejo

¿Con qué he de irme?

¿Nada dejaré en pos de mí sobre la tierra?

¿Cómo ha de actuar mi corazón?

¿Acaso en vano venimos a vivir,

a brotar sobre la tierra?

Dejemos al menos flores

dejemos al menos cantos.

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