“El tiempo no premia, el tiempo apura” – Jorge X.
Hace tiempo que dejé de cuestionarme qué carajos hago acá. Es una tarde nublada más, una tarde domingo donde el calor ya se fue y no hay amenaza de lluvia tampoco. Qué gris, ¿no?
“Otra tarde más”, le llama Smitten.
Otra tarde más en un sitio desconocido con personas desconocidas que de pronto resulta en ambientes increíblemente no familiares, sino cálidos.
Una estrella roja apunta su pico a una niña en una azotea sin pintura ni impermeable. Siento esperanza.
Que no corre, dice, que pelea, avisa.
A veces seguir en la lucha cansa y decido sonreír y aferrarme a la existencia de esa criatura y de la estrella roja. No hay razón, pero la ilusión pesa más y agota menos.
¿Qué carajos es Belgrado? Hoy veo al Belgrado que nunca vi en este barrio con todo y sus puntas coloradas y su niña promotora inconsciente de fe.
Falta Tito y sobra la derecha.
Esperanza, ¿dónde estás? Ella bajó a casa y la estrella se ha quedado sola. Esperanza, ¿dónde estás?