Tengo 14 años y no es una buena noticia, de Jo Witek

Me querían invisible, así que me convertí en lluvia. Pero la lluvia no es transparente. Ni tranquila, ni dócil, ni frágil.


Tengo 14 años y no es una buena noticia; Jo Witek

El matrimonio infantil representa una violación grave a los Derechos Humanos y los Derechos de las Niñas y los Niños. Pese a ello, las costumbres familiares en algunos países del mundo siguen permitiendo que niños, y en su mayoría niñas, sean casadas so pretexto de tradiciones avaladas por las familias de dichos territorios. No importa que se estén pasando por alto las garantías individuales de cada cual.

Al respecto, datos de la UNPFA revelan que, aunque las legislaciones vigentes de algunos países prohíben estas prácticas, cifras apuntan que «una de cada cinco niñas se casa o vive en una unión libre antes de cumplir 18 años», y, en países con menos desarrollo, la cifra es doblemente lamentable. 

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Como una ventana para dejar escapar un llamado urgente ante estas prácticas, la escritora parisina Jo Witek (1968) escribió y publicó, en 2021, Tengo 14 años y no es una buena noticia, novela juvenil ganadora del Premio Babelio y publicada en México un año más tarde por Ediciones El Naranjo. 

En ella, se narra la historia de Efi, una joven de 14 años con ganas de comerse el mundo que estudia fuera del pueblo donde vive su familia entera. Esa misma familia que, al volver ese verano, le revelará la tragedia máxima que haya vivido hasta entonces: se encuentra en edad núbil y pronto deberá casarse. Entonces la felicidad que ella sentía por volver a ver a su familia y todo deseo de hacer saber sus proezas escolares se derrumba. Tan pronto como le informan que sus obligatorias nupcias, previamente arregladas por los padres de los contrayentes, su mundo se viene abajo, comienza a vivir, confiesa, una vida que no es más la suya, sino la de su parentela, que a sabiendas de lo que el casamiento representa se sentirán felices a borbotones por ella.

Efi, sin embargo, en sus andanzas rebeldes intentará librarse a toda costa de ese futuro impuesto. Y no estará sola, pues contará con la ayuda especial de una persona que será capaz de poner su vida en riesgo por salvarle el pellejo. 

Pese a los intentos, su derrota sabrá a victoria ante el anhelo de los suyos. Sólo entonces la historia deseará volver a escribirse, construyendo un todo a partir de la valía de la educación, la poesía de Emily Dickinson y una resistencia infatigable sostenida por la colectividad. 

Estoy acostumbrada desde chiquita a no sentir compasión de mi cuerpo; nosotros no nos quejamos nunca. Trabajamos duro y el cuerpo debe seguirnos el ritmo. Si el cuerpo no aguanta, no sobrevivimos.

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La novelista parisina hace eco de un problema profundo, que se encuentra, probablemente, inscrito en la historia desde sus inicios. Sin embargo, la forma abona una nueva forma de comunicación y, por ende, de adhesión y aprendizaje. 

Al tomar la decisión de prescindir de las cifras y las estadísticas, rompe una barrera rígida para con su público objetivo: la juventud, en quienes apuesta ella todas sus fichas para la generación de un cambio. Entonces el hecho, el problema, la violencia, la historia de Efi que es en realidad la de millones de niñas alrededor del mundo, se filtra de manera que es más difícil de olvidar.

No está de más apuntar que en su aparente simpleza se cimienta su complejidad, y que, para paliar la crudeza de pronto leída, las ilustraciones de Jimena Estibaliz permiten recomponer el rumbo, abrazar otras formas, dirigirse a un nuevo destino.

De literatura juvenil, aunque lo tiene todo, sería una idea luminosa que este libro fuera puesto en manos de todas y todos. Es cuando.

Tengo 14 años y no es una buena noticia, Jo Witek, Ediciones El Naranjo, México, 2022, Trad. Xitlalitl Rodríguez Mendoza.

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