Hay motivos suficientes para pensar que la Eurocopa de este año se trata del mejor torneo de selecciones en muchísimo tiempo, pero, ¿qué diablos hacían Insigne, Verratti e Immobile celebrando el pase frente a Austria con Eros Ramazzoti de fondo? Andrés Araujo y Ricardo López Si reflexionan sobre eso y otras cosas.
Sábado 26 de junio, 2021
AA: Me adherí a la causa danesa desde hace tiempo. El día de hoy tramitaron su pase a cuartos de final, con una actuación soberbia de Kasper Dolberg, otrora delantero del Ajax que amagaba con volver a pisar las huellas dejadas en su momento por Jon Dahl Tomasson. Dinamarca se instaló en la antesala de las semifinales protagonizando un melodrama precioso. Por otro lado, Italia, de alguna manera, no sin sufrimiento, certificó el pase a través de un ataque de talento por parte de Federico Chiesa, hasta ahora más recurso que discurso hasta derivar en nombre propio. No hubo sorpresa: ganaron las dos que se perfilaban como candidatas. ¿Cómo te deja el pase de los nórdicos? ¿Qué piensas de la Italia coral, aunque barriobajera, que canta canciones de Eros Ramazzotti antes de los partidos?
RL: Kasper Dolberg fue, sin duda, el héroe inesperado, lo cual me lleva a pensar, como con el caso de Patrick Schick, en el régimen tiránico que predomina en el fútbol. Dolberg se vislumbraba como proyecto frustrado a los 23 años, cuando ha tenido mala fortuna por donde se le mire. No solo no ha podido relanzar su carrera en la Costa Azul francesa, sino que su salida del Ajax derivó a su vez en la explosión de Dusan Tadic como falso nueve y jugador de culto. Lo de Eros Ramazzotti como banda sonora de la selección italiana no me lo esperaba: hablamos de un hincha confeso de la Juventus, que es el club antagonista por excelencia respecto a la mitología sureña. En dirección contraria, diré que me conmovió ver a Insigne, Verratti e Immobile, los chicos rebeldes de Zeman en aquel Pescara inolvidable, entonar Più Bella Cosa.
Domingo 27 de junio, 2021
AA: Es domingo, y Países Bajos ha caído. No se le exigió que ganase todo en fase de grupos, porque aquello sería lo normal, sino que convenciese desde un principio. Convenció y cayó ante los checos. No sé qué quede por exigírsele a Patrick Schick: cabalgó y comandó la victoria. República Checa se medirá con Dinamarca, mientras que Bélgica, tras devorarse a Cristiano Ronaldo y los portugueses, chocará con Italia. Los belgas, faltos de una identidad aterrizada en el fútbol, quizá no convence: de pronto el fútbol reclama un cabo identitario al cual aferrarse, además del obvio talento. Thorgan Hazard, actor de reparto hasta en fiestas familiares, resolvió el encuentro. No encuentro un discurso identitario en Bélgica, pero veo mucho talento. ¿La narrativa identitaria juega un papel o es mera necedad del comunicador por establecer una historia? ¿En qué momento nos podremos creer a Bélgica?
RL: En realidad, Frank de Boer actúa como apagafuegos tras la marcha intempestiva de Koeman, quien dotó de competitividad a una selección que se había quedado fuera de Rusia 2018: propuso, influenciado por el gran estado de forma del Ajax, un recambio generacional, con la incursión de jugadores como De Ligt, De Jong o Van de Beek. Este proyecto era un equipo a imagen y semejanza de Koeman. Es decepcionante caer ante los checos, pero tampoco había motivos para entusiasmarse demasiado. Existían muchas dudas, como con todos los proyectos de De Boer tras su salida del Ajax. No diría que estamos ante una crisis de entrenadores en Países Bajos, pero hacen falta nombres que tomen la estafeta de Guus Hiddink o Louis van Gaal, paisajistas que dominaron y marcaron vanguardia en toda Europa, no solo a un nivel local. Sobre el tema de Bélgica, me parece lo más cercano a un proyecto consolidado en clave selección. Hay cosas interesantes respecto a los intangibles. Pensemos que se trata de un proyecto que emana de un contexto pleno de multiculturalidad. Ahora, no podemos olvidar que es un país marcado por la polarización histórica entre valones (habla francesa) y flamencos (habla neerlandesa). Es, sin temor a equivocarme, el país menos patriótico de Europa. Por eso yo creo que sí puede existir una conciencia social e histórica en los futbolistas, pensando que pueden erigirse, en cierta forma, como germen unificador.
Lunes 28 de junio, 2021
AA: Es muy probable que el día de hoy haya sido el más excitante en mucho tiempo. España y Croacia empataron a tres, antes de resolverse el duelo a favor de los ibéricos en la prórroga; Francia, por otro lado, cayó con Suiza mediante un fallo decisivo de Mbappé (¿un penal que marcará su carrera? ¿para bien o para mal?). Quiero puntualizar, aprovechando los marcadores de 3-3, la tendencia natural que tenemos hacia hablar del fútbol como un sistema de entretenimiento: pareciera que un juego atiborrado de goles es ideal, un juegazo, mientras que uno sin anotaciones se acerca más a lo aburrido. Esta tesis puede desmontarse fácilmente, creo. A ti, lejano al fanático de sillón y cerveza, ¿te emocionaron estos partidos más allá de la histeria de goles?
RL: Fue un espectáculo, uno de esos días reconciliatorios. El baño de España quedó eclipsado por el resurgimiento croata, pero hay que reconocerle al equipo de Luis Enrique sus convicciones. Decía Ricardo Piglia que el estilo no es más que la convicción absoluta de tener un estilo. Hubo un par de mazazos psicológico tras el error de Unai Simón y el empate sobre la hora de Croacia, donde España afrontó la adversidad con ideas claras, incorruptibles. Eso es la gloria para cualquier entrenador. Respecto al otro partido, lo de Suiza, ante el campeón del mundo, es de otra dimensión. No fue una victoria cimentada en casualidades. Hablando de proyectos serios, Vladimir Petkovic ha creado una gran obra con los suizos. Si se repara lo suficiente en ello, además de la gestión del ex entrenador de la Lazio, el nivelazo de Haris Seferovic y el gol sobre la hora de Gavranovic, me obligan a reflexionar sobre la profunda influencia de la inmigración balcánica en un país tan abierto como Suiza, que abraza la diversidad étnica.
Martes 29 de junio, 2021
AA: Hablabas sobre guardar siempre una sospecha referente a Inglaterra, que realizó una de sus actuaciones más convincentes, a nivel resultado, en la historia reciente, eliminando a la última Alemania de Joachim Low. Los ingleses pasaron de ronda: se les abre la llave, enfrentarán a los ucranianos de Andriy Shevchenko, que eliminaron a los suecos en el último minuto. El Suecia-Ucrania permitía vislumbrar al ganador como una próxima víctima, ya fuese contra anglosajones o teutones, pero acá no me animo a pronosticar más nada. ¿Hay vía libre para Inglaterra? Todo lo jugará en Wembley el equipo de Grealish, Pickford, Foden, Mount y Kane, motivado por un graderío histérico.
RL: Partamos de una cosa: para mí, Joachim Low siempre fue más un gestor que un intervencionista. Sobre el colapso alemán no podemos acusar una falta de talento de un potencial recambio generacional o un bajísimo estado de forma de piezas capitales, salvo el caso de Thomas Muller. Más bien, tenemos a un entrenador bajo sospecha de haber infrautilizado a su plantilla. Dicho esto, Inglaterra tampoco ha sido el colmo de la vanguardia durante esta Eurocopa, pero venció a Alemania, con todo lo que eso implica, erigiéndose como favorito de la llave. Pensando en los hinchas, los hooligans, me temo que es un mal día para regentar un pub en Londres: la noche pinta para prolongarse. Algo tiene Jack Grealish que me remite a la cabalgata de Michael Owen ante Argentina, en Saint-Ettienne, o al talento rebelde de Paul Gascoigne. Respecto al triunfo de Ucrania, fue muy emocionante el sprint de Shevchenko, en la banda, tras el gol de Dovbyk. Hablaba, y con razón, Alberto Lati sobre el instinto de supervivencia ucraniano. Llevamos más de un lustro hablando de Ucrania como un polvorín, casi a manera de eufemismo, cuando las bajas civiles en su territorio apuntan a una guerra en curso, al parecer interminable. Este tipo de cosas son las que hacen distinto el fútbol de selecciones.